Connect with us

Donald Tusk

El Codiciado Voto De Los Jóvenes En Las Reñidas Elecciones Presidenciales De Polonia

Published

on

el-codiciado-voto-de-los-jovenes-en-las-renidas-elecciones-presidenciales-de-polonia

Wiktor Wichary, de 21 años, es un orgulloso votante del partido de extrema derecha polaco Confederación (Konfederacja). “Para mí es fundamental la libertad. Nadie tiene derecho a imponerle nada a nadie”, argumenta como principal motivo este estudiante y oficinista a tiempo parcial. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Polonia, esa formación fue la opción preferida de jóvenes como Wichary en un país profundamente tradicionalista. En la segunda vuelta, que se disputa este domingo en una contienda reñidísima entre el liberal Rafal Trzaskowski y el ultraconservador Karol Nawrocki, los votantes de Confederación, cuyo candidato ya no está en la carrera, pueden ser decisivos para designar al próximo jefe de Estado.

Uno de cada tres menores de 29 años (el 34,8%), y uno de cada cuatro menores de 39 (24,8%), votó a Slawomir Mentzen, colíder del partido radical y aspirante en la primera vuelta del 18 de mayo, según los sondeos a pie de urna de Ipsos. Wojciech Machulski, portavoz de su campaña y miembro de las juventudes del partido (Juventud por la libertad), explica que arrasaron en esos tramos de edad porque su generación está harta de ver a los mismos dirigentes alternarse en el poder desde hace décadas. Él tiene 22 años, Mentzen, 38. Desde pequeños han visto sucederse en el Gobierno a Plataforma Cívica (PO), el partido de Trzaskowski que lidera el primer ministro, Donald Tusk, y Ley y Justicia (PiS), que apoya a Nawrocki. Muchos jóvenes quieren un cambio y han aupado a Confederación como tercera fuerza política, con un 14,8% de apoyos.

Es un voto de protesta, contra el sistema, contra las élites. Como explica Maciej Górecki, experto en comportamiento electoral de la Universidad de Varsovia, hay “una percepción entre la juventud de falta de control”. “Tienen dificultades para acceder a una vivienda, tienen que compaginar varios trabajos, sienten que no son autónomos… Entonces llega Mentzen y culpa al Estado. Hay problemas y él ofrece soluciones fáciles”, continúa. Aunque el partido ha rebajado el tono libertario que tanto atrae al joven Wichary, el colíder de Confederación defiende rebajar impuestos, adelgazar el Estado, privatizar la sanidad, recortar el gasto público al estilo Elon Musk. Incluso propuso privatizar las universidades, y aunque no sentó bien entre los estudiantes, ahí están sus apoyos. “No es un voto racional”, subraya el politólogo.

Muchos ven a Mentzen además como un modelo, según Górecki. Licenciado en Física y doctorado en Económicas, el dirigente de Confederación se ha hecho millonario con una empresa de asesoría fiscal y una fábrica de cerveza. Es una de las características que valora Nikola Krawczyk, una joven de 19 años que acaba de terminar el instituto y se reunió el miércoles con este periódico en un bar del centro de Varsovia para explicar el sentido de su voto: “Sabe cómo ganar dinero y seguramente pueda ayudar a otros a hacer lo mismo”. “Probablemente, no está en política para hacerse rico”, añade Wichary en la misma mesa, añadiendo un grado más de confianza a Mentzen.

Completa la tertulia Michal, de 22 años y a punto de graduarse en Políticas, que prefiere no dar su apellido porque ha empezado a trabajar en un ministerio. Él votó a Adrian Zandberg, el segundo favorito entre los más jóvenes. Con un 18,7% de apoyos, representa la opción más progresista, con el partido Razem (Juntos): “Yo también defiendo la libertad, pero uno solo es realmente libre cuando tiene seguridad económica, y esta seguridad la tiene que proporcionar el Estado”, rebate.

El joven Wichary, casado, con un hijo y con intención de tener al menos cuatro más, valora las propuestas de Confederación de mano dura en la frontera, de bajar impuestos, aunque él aún no los tiene que pagar, de tener la opción de escolarizar en casa y de no pagar la seguridad social. “No es moral pagar el tratamiento de las enfermedades de alguien con el dinero de otra persona”, dice el estudiante de Teología, protestante, que propone la caridad como alternativa. A Krawczyk, que tampoco tributa, le gusta también lo de los impuestos —“no solo rebajarlos, sino simplificarlos”— o impedir que Ucrania entre en la OTAN o la UE. En cambio, tiene dudas sobre los ataques a la UE, a los derechos LGTBI, y se revuelve cuando Wichary habla de restringir aún más el aborto.

El doble de hombres que mujeres

El voto a Confederación es principalmente masculino. Según Ipsos, votaron a este partido un 19,7% de hombres frente a 9,8% de mujeres. “Quizás esto es políticamente incorrecto, pero creo que biológicamente las mujeres se inclinan más por políticas sociales y los hombres quieren ser responsables de sí mismos, son más liberales y no quieren que el Estado les diga qué hacer”, sostiene Machulski, que es consciente del alcance de invocar cuestiones biológicas. “Una feminista me mataría ahora mismo”, añade tras su razonamiento. Górecki, que tiene estudiadas las razones culturales y sociales, apunta a que Mentzen conecta con algo más aspiracional entre los hombres: “Tener un negocio de éxito tiene más prestigio que ser profesor universitario”, dice este académico.

Confederación maneja muy bien las redes sociales, especialmente TikTok, donde se informan y entretienen los jóvenes. “Nuestros votantes no creen en los medios de comunicación. Piensan que son unos mentirosos”, afirma Machulski, que se metió en el partido con 16 años. Estos usuarios notan además que los partidos tradicionales “no hablan el idioma de las redes con fluidez, y eso no es atractivo”. Pero aunque las redes les han servido para crecer en ese segmento de población, tienen límites para aumentar su electorado hacia grupos más mayores: “Es difícil porque no le gustamos a los medios, pero intentamos llegar a ellos a través de sus hijos y nietos”. Górecki también cree que su ideología extremadamente tradicionalista les impedirá ensanchar su base.

Como el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, Machulski explica que el partido ha hecho un proceso de desdemonización. “Los políticos más polémicos ya no están con nosotros”, afirma. Grzegorz Braun, por ejemplo, antisemita, antieuropeísta, antivacunas. El político radical sorprendió en la primera vuelta al situarse en cuarta posición, con un 6,3%, con su nuevo partido, Confederación de la Corona Polaca.

La suma de los votos de Braun, junto con los de Nawrocki y Mentzen, superan el 50%, pero si se añaden otros candidatos marginales de extrema derecha, el porcentaje llega al 54%. Estos datos pintan una Polonia muy conservadora, fuertemente inclinada a la derecha, pese a que la victoria liberal en las legislativas de 2023 se vio como un dique de los valores europeos frente al populismo. Todos comparten —con diferentes grados de hostilidad, pero siempre en niveles altos— su rechazo a la inmigración, a los derechos del colectivo LGTBI, al aborto, a las políticas verdes, a Bruselas, a las ayudas sociales a los refugiados ucranios. Machulski presume de que Confederación ha conseguido que los principales partidos, incluyendo el centroderecha de Tusk, le hayan comprado algunas de sus posturas más duras, por ejemplo su rechazo al pacto verde europeo y al pacto migratorio.

Andrzej Rychard, un reconocido sociólogo de la Academia Polaca de las Ciencias, cree, sin embargo, que “el país se dirige hacia la modernidad, con mayores niveles de educación y secularización”. “Pero no va rápido”, reconoce. “No hay un aumento de la derecha radical, sino una desafección del centroizquierda”, afirma. La victoria de los liberales en 2023, que marcó un giro político tras ocho años de Gobierno ultraconservador, estuvo impulsada por el voto de las mujeres y los jóvenes. El incumplimiento de algunas promesas ha generado una decepción que se ha manifestado en una caída de la participación de los liberales en la primera vuelta.

Los jóvenes vuelven a ser claves este domingo. Rychard cree que el voto de Confederación, “muy heterogéneo”, se irá en su mayoría al ultraconservador Nawrocki, más cercano a Mentzen. Una parte, minoritaria, se inclinará por el candidato de PO, y el resto se quedará en casa, que es a lo que aspiran los liberales. Machulski, portavoz de Mentzen, cuenta que buena parte de su campaña se ha centrado en atacar al liberal Trzaskowski, alcalde de Varsovia. “Le consideramos una amenaza y el sistema [de poder] estará completo con él en el palacio presidencial. Será una marioneta de Tusk”. En Polonia, el jefe del Estado tiene algunas competencias clave, como el poder de vetar la legislación o el nombramiento de jueces.

Mentzen no ha revelado a quién votará, pero parece evidente que no apoyará al candidato liberal. El joven Wichary tampoco lo hará, a pesar de que en las cuestiones económicas que tanto le importan, el liberal PO está más cerca de sus tesis que el PiS en el que se apoya el candidato ultraconservador, que aboga por una política de redistribución de riqueza. Al final, esa ansia de libertad que decía se desvanece cuando se trata, por ejemplo, de los derechos de las mujeres: “Nawrocki es un tío raro, pero para mí el aborto no es negociable”.

Donald Tusk

Donald Tusk Anuncia Que Se Someterá A Una Moción De Confianza Tras El Varapalo De Las Presidenciales De Polonia

Published

on

donald-tusk-anuncia-que-se-sometera-a-una-mocion-de-confianza-tras-el-varapalo-de-las-presidenciales-de-polonia

El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ha anunciado este lunes que va a someterse a una moción de confianza próximamente, en una fecha que no ha concretado. El político de centroderecha es el gran perdedor indirecto de las elecciones presidenciales de este domingo. La sociedad polaca ha retirado su apoyo al Gobierno liberal que él lidera al elegir como jefe de Estado a Karol Nawrocki, y se propone recuperarlo. “Quiero que todo el mundo vea, también nuestros oponentes dentro y fuera del país, que estamos preparados para esta situación, que comprendemos la gravedad del momento, pero que no tenemos intención de dar un paso atrás”, ha afirmado en una comparecencia emitida por televisión.

Tusk, que tiene mayoría parlamentaria contando con sus socios de coalición, ha despejado cualquier duda sobre una posible dimisión: “Como primer ministro del Gobierno polaco, no me detendré ni un momento en mi trabajo y en nuestra lucha común por la Polonia que soñamos”.

El primer ministro ha felicitado al ganador de los comicios y le ha ofrecido cooperar. Pero si este se niega, como se espera, Tusk ha asegurado que “hay preparado un plan de contingencia si la cohabitación es complicada”. El líder de Plataforma Cívica ha instado a sus socios a trabajar unidos para sacar adelante todo el trabajo pendiente, con independencia de si el presidente decide usar su poder de veto.

La pérdida de legitimidad de Tusk ha sido atronadora e inversamente proporcional a la que ha ganado su némesis, el ultraconservador Jaroslaw Kaczynski. El presidente de Ley y Justicia (PiS) hizo una apuesta arriesgada al elegir al polémico Nawrocki como candidato a la presidencia para representar a su proyecto. Con la victoria del historiador nacionalista, Kaczynski y PiS salen reforzados y propulsados para intentar recuperar el poder.

Kaczynski ha empezado ya su campaña de acoso y derribo contra el Ejecutivo liberal. En una intervención televisada pocos minutos antes de la hora anunciada por Tusk para su comparecencia, el ultraconservador ha propuesto la creación de un Gobierno técnico. “Un Gobierno no partidista, cuyo jefe será una persona seleccionada durante las conversaciones entre los diferentes partidos, y los ministerios estarían dirigidos por expertos”, ha detallado.

“Hago un llamamiento a todas las fuerzas para que inicien conversaciones en este sentido”, ha instado el experimentado político. “Estoy seguro de que el actual presidente y el presidente electo nos apoyarán en este asunto”, ha concluido, como si Andrzej Duda o Nawrocki fuesen entidades ajenas a PiS, y no personas elegidas por él personalmente.

La moción de no confianza, opinan varios analistas, busca probar a sus socios de Gobierno y legitimar su cargo. Si no la aprueba, además, esto no implica la convocatoria de elecciones anticipadas ni la dimisión del primer ministro. Tusk podría seguir gobernando mientras no haya otro candidato que sume la mayoría parlamentaria necesaria. Incluso podría sobrevivir con un Gobierno en minoría si algunos miembros del Gabinete deciden abandonar el barco.

Wojciech Przybylski, director del centro de análisis Visegrad Insight, opinaba este lunes en una charla online para analizar los resultados de las elecciones que el puesto de Tusk no corre peligro. “Es un político hábil”, afirmaba. El objetivo del voto de confianza es “consolidar su poder”, según este analista.

En el seno del Gobierno empiezan a abrirse las primeras grietas, aunque los analistas no esperan una ruptura o un colapso inmediato. Szymon Holownia —líder de Polska2050, que junto con los conservadores agrarios de PSL forma Tercera Vía—, ha instado a los socios a renegociar el acuerdo de coalición. “El resultado de las elecciones es una tarjeta amarilla o quizá roja para este Gobierno, para esta coalición”, ha afirmado Holownia, también presidente del Sjem —la Cámara baja del Parlamento polaco—, antes de una reunión para evaluar los resultados. Holownia se presentó también a las presidenciales, pero cayó en la primera vuelta, con un 4,99%.

Magdalena Biejat, vicepresidenta del Senado por Nueva Izquierda (Nowa Lewica), el socio progresista del Gobierno, ha considerado la derrota como una consecuencia “de una política de medias tintas y de parecerse cada vez más a la extrema derecha”. La senadora, que concurrió también a las presidenciales y obtuvo un 4,23% de apoyos en la primera vuelta, ha instado a los socios a dejar de bloquear el cambio, a cumplir las promesas de 2023 y “dejarse de excusas”. “La alternativa es solo una deriva hacia 2027 y el Gobierno fundamentalista”.

Continue Reading

Donald Tusk

El Ultraconservador Karol Nawrocki Gana Las Elecciones Presidenciales Polacas Por La Mínima

Published

on

el-ultraconservador-karol-nawrocki-gana-las-elecciones-presidenciales-polacas-por-la-minima

Los polacos votaron por el cambio en 2023, después de ocho años de Gobierno ultraconservador de Ley y Justicia (PiS). Querían recuperar la democracia, los valores europeos, el Estado de derecho y un lugar central en la UE. El Gobierno de coalición liberal se convirtió en ejemplo en Europa de cómo la unidad puede frenar al populismo. Apenas un año y medio después, el sueño se ha roto. La ciudadanía ha elegido como presidente al historiador ultranacionalista Karol Nawrocki, con un 50,89% de votos, frente al alcalde de Varsovia, el europeísta Rafal Trzaskowski, con el 49,11%. Son apenas 369.591 votos de diferencia, pero suficientes para debilitar al Gobierno y comprometer el liderazgo del primer ministro, Donald Tusk, en Polonia y en la UE.

Ha sido una noche de infarto para ambos bandos. Los sondeos a pie de urna arrojaron a las 21.00 un empate técnico, con una ventaja de 0,6 puntos para Trzaskowski, vicepresidente de Plataforma Cívica, el partido de Tusk. Dos horas después, la primera proyección, a las 23.00, dio un giro y situó al aspirante de PiS, recién llegado a la política, en cabeza, con un 1,4 puntos de diferencia. Al final, la distancia ha sido de 1,78 puntos.

Trzaskowski celebró su breve y minúsculo éxito nada más conocer los sondeos a pie de urna. Nawrocki confió en que el escrutinio le acabaría dando la victoria. “Ganaremos y salvaremos a Polonia”, dijo ante sus seguidores, y prometió impedir que el Gobierno de Tusk consolidase su poder con la presidencia.

El jefe de Estado no tiene grandes poderes, pero tiene una competencia fundamental: el poder de veto en la legislación, que solo se puede revertir con mayorías parlamentarias de tres quintos. Andrzej Duda, el presidente que agotará su segundo mandato en agosto, lo ha empleado para bloquear la agenda reformista del Ejecutivo de coalición, que incluye formaciones desde el centro-izquierda hasta la derecha. Nawrocki, un exboxeador con un pasado turbio, ha llegado al poder para hacer un uso extensivo de su prerrogativa constitucional.

En la práctica, esto significa un bloqueo absoluto legislativo. El Gobierno liberal llegó al poder con la promesa de cambios, pero hasta ahora ha cumplido muy pocos compromisos. La razón, que a veces sonaba a excusa, era que Duda bloquearía cualquier ley que llegase a su mesa. Alguna, como la legalización del aborto, ni siquiera llegó al palacio presidencial y se atascó en la coalición de Gobierno.

Para evitar el contrapeso que suponía el presidente y un Tribunal Constitucional formado por jueces nombrados por PiS, el Ejecutivo liberal buscó fórmulas creativas, algunas de dudosa legalidad, para operar. A la Comisión Europea la promesa de que cuando tuviesen un presidente afín emprenderían, entre otras, la reforma judicial para restaurar el Estado de derecho, le valió para desbloquear los fondos que había congelado bajo el Gobierno de PiS.

El primer ministro polaco, Donald Tusk (izquierda), saludaba al candidato presidencial finalmente derrotado por la mínima, Rafal Trzaskowski, cuando las proyecciones electorales aún arrojaban un empate técnico con su rival ultraconservador, Karol Nawrocki, este domingo por la noche, en Varsovia.

Los ultraconservadores nunca se fueron del todo. Las elecciones que se han sucedido desde 2023 —regionales, municipales, y europeas— se dirimieron siempre por la mínima. Bruselas tiene suficientes motivos para pensar que un retorno de Ley y Justicia al poder es posible. Y con ellos, otro socio problemático que defenderá la soberanía nacional por delante de la europea y los valores cristianos ultraconservadores frente a los principios y derechos fundamentales de la Unión.

La campaña de Nawrocki ha estado salpicada de escándalos. Varias investigaciones periodísticas han revelado un pasado violento, con participación en peleas callejeras con hinchas de fútbol, conexiones con el crimen organizado y con neonazis. También que supuestamente facilitó servicios de prostitución en un hotel en el que era guardia de seguridad. O que abusó de un anciano al comprarle un apartamento en condiciones poco claras. Ha dado igual. A los votos de PiS se sumaron la práctica mayoría de los apoyos que habían recogido las formaciones de extrema derecha Confederación (Konfederacja) y la antisemita radical Confederación de la Corona polaca. Según los sondeos a pie de urna de Ipsos, fue el más votado entre los jóvenes —que en primera vuelta apoyaron a Confederación— y los mayores de 60.

La victoria de Nawrocki da impulso a los ultras europeos después de la derrota en Rumania. La internacional populista, que ya no quiere sacar a sus países de la UE sino cambiarla desde dentro, ve más cerca la posibilidad de recuperar Polonia en las elecciones legislativas, previstas para 2027. Hasta entonces, el exdirector del Instituto de la Memoria Nacional torpedeará a Tusk y defenderá las promesas con las que ha llegado a la presidencia: no a la inmigración, ni al pacto verde, ni al aborto, ni a los derechos del colectivo LGTBI, ni a las ayudas sociales a los refugiados ucranios, ni a la adhesión de Kiev a la OTAN.

La Administración de Donald Trump se apunta también la victoria de uno de los suyos más allá de sus fronteras, después del fracaso en Canadá o Australia. Trzaskowski como presidente habría cultivado buenas relaciones con la Casa Blanca, pero el presidente republicano tenía a su favorito. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, hizo unas declaraciones esta semana en Polonia que parecieron condicionar el apoyo militar de Estados Unidos a la victoria de Nawrocki, y que sonaron a injerencia electoral.

En los cuarteles electorales del domingo, cuando se conocieron los sondeos a pie de urna, ya se vieron señales claras de quién había ganado y perdido en las presidenciales, más allá de los candidatos. Tusk celebró moderadamente la supuesta victoria de Trzaskowski, pero no tomó la palabra ante los suyos. Jaroslaw Kaczynski, presidente de PiS y archienemigo del primer ministro, sí lo hizo: “Creo que ganaremos. Creo que llevaremos a cabo nuestro plan, que cambiaremos Polonia”.

Continue Reading

Donald Trump

Polonia Elige En Unas Presidenciales De Resultado Incierto Entre Un Candidato Europeísta Y Un Ultraconservador

Published

on

polonia-elige-en-unas-presidenciales-de-resultado-incierto-entre-un-candidato-europeista-y-un-ultraconservador

Polonia concluye este domingo un ciclo electoral que se inició en 2023, y que decidirá si culmina su retorno al centro de la Unión Europea o vuelve a alejarse hacia los márgenes, para situarse como un bastión del trumpismo en Europa. El alcalde de Varsovia, el europeísta Rafal Trzaskowski, y el historiador ultranacionalista Karol Nawrocki llegan prácticamente empatados —con una ligerísima ventaja del primero, dentro del margen de error—, a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que decidirán el rumbo político de país.

El jefe de Estado no tiene competencias de Gobierno, pero posee un arma fundamental: el poder de veto en el proceso legislativo. Si gana Nawrocki, el candidato avalado por los ultraconservadores de Ley y Justicia (PiS), el primer ministro, el liberal de centroderecha Donald Tusk, puede contar con la paralización definitiva de su agenda reformista. Si Trzaskowski vence en su segundo intento de ser presidente, el primer ministro conseguirá el impulso que lleva esperando desde que volvió al poder al frente de una coalición liberal en diciembre de 2023. Con la popularidad del Ejecutivo en retroceso, Tusk se juega también en estas elecciones su liderazgo, tanto en Polonia como en la UE.

La tasa de participación este domingo va a ser decisiva. A las 17.00 había votado el 54,9% de los 29 millones de electores llamados a las urnas, ligeramente por encima del 52,1% de 2020. En un centro electoral de Varsovia, un empresario de 44 años llamado Karol Weber votó al alcalde a media mañana. Sentado al sol en unas escalinatas del Palacio de la Cultura y la Ciencia, donde una cola avanzaba ligera, explicaba: “[Trzaskowski] Representa la Polonia que quiero: moderna, abierta a gente distinta, a diferentes estilos de vida, aunque me haya criado como católico”. Zbig, un científico jubilado de 65 años que prefería no dar su apellido, también había elegido al aspirante liberal. “Creo firmemente que el Gobierno acelerará los cambios en el país [con Trzaskowski]”, decía.

Pero incluso en el centro de la capital, más liberal, la gigantesca urna guardaba papeletas para Nawrocki. Como la de Kamil, empresario de 41 años, que evocaba su principal razón con ayuda de un traductor online: “No quiero inmigrantes en Polonia”. Zeszek, de 55, le votaba solo “como mal menor”, porque su primera opción era el ultraderechista Slawomir Mentzen, que quedó tercero en la primera vuelta.

Los presidentes polacos desempeñan también un papel activo en política exterior. Trzaskowski, de 53 años y vicepresidente de Plataforma Cívica, la formación de centro-derecha que lidera Tusk, es todo lo europeísta que se puede ser. Durante la campaña electoral, ha insistido en su compromiso con la UE, que ha demostrado durante su carrera política. “Polonia debe ser un líder en la Unión Europea, no un problema. Debemos volver a la mesa donde se toman decisiones, no limitarnos a quejarnos desde fuera”, dijo en un debate presidencial. Wojciech Przybylski, director del centro de análisis Visegrad Insight, afirma que el triunfo del candidato liberal “consolidaría a Europa, con dos victorias, en Rumania y Polonia”. Pero Trzaskowski sería también, asegura el analista, “un gran interlocutor con la Casa Blanca”.

La Administración del republicano Donald Trump ha dejado claro, sin embargo, que preferiría una victoria de Nawrocki. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, generó un profundo malestar esta semana entre los liberales con unas declaraciones que sonaron a injerencia electoral. Si gana el candidato de PiS, dijo, los polacos podrán contar con Trump como un gran aliado. “Seguirá habiendo presencia militar estadounidense aquí… y tendrán equipos de fabricación estadounidense y de alta calidad”, afirmó en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), que por primera vez se celebró en Polonia.

En ese cónclave ultra, que después se celebró también en Hungría, Nawrocki contó con el apoyo expreso de líderes como Viktor Orbán, el primer ministro húngaro, o George Simion, derrotado en las presidenciales rumanas el 18 de mayo. Para la internacional populista, estas elecciones son tan trascendentales como para los europeístas. “Si Nawrocki no gana en Polonia, Hungría será la siguiente y Viktor Orbán perderá el poder”, auguró Simion. El candidato elegido por PiS asegura que es “partidario” de la UE, “pero de una que respete la soberanía de las naciones y no imponga ideologías”.

La campaña del aspirante ultranacionalista ha estado marcada por varios escándalos que le configuran como una persona con un pasado turbio, violento, con supuestas conexiones con el crimen organizado y la prostitución. A los votantes del exboxeador parece no importarle demasiado. Unos consideran que se trata de una campaña de difamación de los medios liberales. Otros lo ven como un valor: “Así nos protegerá mejor”, decía un joven estos días en Varsovia.

Nawrocki ha adoptado algunos clásicos del trumpismo y de la corriente ultra internacional. Primero, los polacos, dice. En esa priorización en los servicios sociales, de sanidad y educación, recoge no solo un firme rechazo a la inmigración, sino también un creciente sentimiento en la sociedad polaca que cuestiona las ayudas públicas a los refugiados ucranios y que incluso Trzaskowski ha incorporado en su discurso. Pero el candidato ultra ha ido un paso más allá. En su intento de ganarse los votos del partido de extrema derecha Confederación (Konfederacja), que quedó tercero en la primera vuelta y fue el favorito de los jóvenes, se ha comprometido a mantener la puerta de la OTAN cerrada para Kiev.

Con matices, Nawrocki y Trzaskowski —que ha virado a la derecha en campaña, también en busca de votantes más conservadores—, comparten su intención por reforzar la defensa, en el país de la OTAN que más gasta en relación con el PIB. También se oponen al acuerdo migratorio y defienden blindar las fronteras.

En cuestiones sociales las diferencias entre ambos son más evidentes. Nawrocki defiende valores tradicionales cristianos y nacionalistas. El alcalde de Varsovia representa la apertura del país hacia los principios europeos, con la defensa del aborto, de los derechos LGTBI, y del Estado de derecho.

Tarjeta amarilla al Gobierno

Los resultados de la primera vuelta, celebrada el 18 de mayo, hicieron sonar todas las alarmas en el campo liberal. La suma de los votos de los ultraconservadores y la extrema derecha superó con holgura la mayoría. El primer ministro admitió que el Gobierno había recibido una tarjeta amarilla y en una marcha masiva en Varsovia para movilizar al electorado el domingo pasado, se disculpó. El Ejecutivo que lidera —con partidos liberales que van del centro-izquierda a la derecha— apenas ha cumplido una veintena de las 100 promesas que hizo para los primeros 100 días en el poder.

Como dice Przybylski, a la coalición le ha faltado “un proyecto positivo”. “Lo que les unió fue su carácter anti-PiS”, añade. El alcalde de Varsovia se ha comprometido a trabajar para cumplir con los compromisos que garanticen el cambio en Polonia.

Si gana el exboxeador, nadie duda de que bloqueará la acción del Gobierno, que con Andrzej Duda, de PiS, como presidente, todavía no ha conseguido sacar adelante ninguna ley para restaurar el Estado de derecho. Nawrocki, que dirigió el Instituto de Memoria Nacional, “socavaría al Ejecutivo permanentemente; utilizaría el palacio presidencial como centro de operaciones contra Tusk”, afirma Przybylski.

Sería además un primer paso para PiS para comenzar el camino de regreso al poder en las próximas legislativas, en 2027. El partido de Jaroslaw Kaczynski tendría argumentos para deslegitimar al Ejecutivo y presionar para celebrar elecciones anticipadas, un escenario que Tusk ha rechazado. Hasta las nueve de la noche, cuando cierren los centros electorales y se publiquen los primeros sondeos a pie de urna, todo está abierto. El lunes, previsiblemente, se conocerán los resultados oficiales. Para añadir una capa más de incertidumbre a este duelo ajustadísimo, ambos campos han denunciado injerencia electoral, y la amenaza de la impugnación de los resultados electorales planea sobre el ambiente.

Continue Reading

Trending

Copyright © 2017 Spanish Property & News