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España

Euromillones: Comprobar Los Resultados Del Viernes 4 De Abril

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Loterías y Apuestas del Estado reparte con el sorteo de Euromillones de este viernes un bote de 29 millones de euros

Euromillones viernes 4 de abril

El premio del Sorteo de Euromillones de este viernes ofrece un total de 13 categorías distribuidas desde la principal, en la que necesitas acertar cinco números más dos estrellas, a la última en la que debes acertar dos números para recibir algún premio. Además, los participantes de Euromillones en España tienen un exclusivo juego adicional: “El Millón”.

En el sorteo de Euromillones del pasado martes el premio de “El Millón” se fue a un acertante en Tejeda de Tiétar (Cáceres).

Resultados del Euromillones del viernes 4 de abril

  • La combinación ganadora: 27, 39, 41, 45, 50
  • Las estrellas: 05, 07
  • “El Millón”: MZQ15452

Normativa de reparto: premio Euromillones

El 50% de la recaudación íntegra en euros se destina a los premios, globalizándose a dicho efecto el total de las apuestas validadas en el conjunto de los países que comercialicen este juego. Se distribuirá entre trece categorías de premios.

Estos son los premios del Euromillones:

  • 1ª Categoría (5 números + 2 estrellas): Bote acumulado.
  • 2ª Categoría (5 números + 1 estrella)
  • 3ª Categoría (5 números)
  • 4ª Categoría (4 números + 2 estrellas)
  • 5ª Categoría (4 números + 1 estrella)
  • 6ª Categoría (3 números + 2 estrellas)
  • 7ª Categoría (4 números)
  • 8ª Categoría (2 números + 2 estrellas)
  • 9ª Categoría (3 números + 1 estrella)
  • 10ª Categoría (3 números)
  • 11ª Categoría (1 número + 2 estrellas)
  • 12ª Categoría (2 números + 1 estrella)
  • 13ª Categoría (2 números)

Euromillones: cómo comprobar el premio

Una vez finalizado el sorteo, EL PAÍS ofrece los números premiados de los sorteos de Lotería del día. También se pueden comprobar todos los premios de forma oficial a través de página oficial de Loterías y Apuestas del Estado. Puede consultar otros premios diarios como La Primitiva, Bonoloto, Eurodreams o Lotería Nacional, entre muchos más.

Otros sorteos del día

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Canarias

Los Pueblos De Senegal Apuestan Su Futuro A Los Niños De Los Cayucos

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Arfang Sarr, de 39 años, se levanta temprano para pescar calamares. Es un trabajo duro que apenas le da para mantener a su familia, pero en este recóndito pueblo de Falia rodeado de mar hay poco más. En el aire flota ya la pesadez del calor húmedo, pero eso no impide que su mujer, Rokhia Ndong, siga las huellas marcadas en el camino de arena que lleva hasta el pozo con la pequeña Lala a la espalda. Su esperanza de una vida mejor reside a 1.500 kilómetros de distancia y se llama Ibrahima (nombre ficticio), el hijo de 15 años que hace cuatro meses se subió a un cayuco y que hoy vive en un centro de menores de Gran Canaria. En España, los casi 6.000 menores acogidos en Canarias son el centro de un debate social y político; en los pueblos de Senegal, son el futuro.

Fue al abrigo de la noche. La barca estaba ya a reventar de personas procedentes de Malí y Gambia, pero Ibrahima y otros cuatro jóvenes de Falia encontraron su hueco. Este apartado rincón del delta del Sine Saloum, a unas cuatro horas al sur de Dakar, se ha convertido en el último año en el epicentro de la salida de cayucos desde Senegal hacia Canarias. El lugar es propicio: un dédalo de islas rodeadas de manglares donde la vigilancia es escasa y las barcas de pesca forman parte del paisaje. El pasado mes de marzo, el alcalde fue detenido por participar en la organización de estos viajes clandestinos. Pero, a falta de empleo y oportunidades, ni el peso de la ley desalienta a los jóvenes aventureros.

Coly Bop aguarda su oportunidad. Tres de sus hermanos están ya en España y con el dinero que envían están levantando el nuevo hogar familiar. Falia entero está en construcción. Aquí y allá, las casas financiadas por los emigrantes destacan por sus azulejos exteriores, por su tamaño, por su esplendor. “Trabajé 15 años en un barco español y pasaba temporadas en Bermeo. Con lo que gané pude empezar a construir”, asegura Youssou Sarr mientras señala una mansión aún desnuda de pintura, pero ya imponente. “Somos 10 adultos y un montón de niños, necesito camarotes para meterlos a todos”, añade con una sonrisa. Justo enfrente vivía Sele, de 17 años. Es uno de los chicos que se fue con Ibrahima.

“Somos conscientes del riesgo”, asegura Modou Fadel Sarr, técnico en proyectos de desarrollo, “pero la tentación del viaje es poderosa”. “Los chicos ven toda esa riqueza que procede del otro lado del mar y saben que quedarse no les va a permitir prosperar. Por decirlo con otras palabras que quizás suenen muy duras, estos chicos son como una inversión y toda inversión entraña un riesgo”. En el Senegal más profundo, la narrativa de la emigración no está dominada por el drama de un viaje incierto, como ocurre en España, sino por los logros de los emigrantes, de aquellos que consiguen llegar y establecerse. En España se habla mucho de los peligros y los muertos; en Senegal, por el contrario, son los vivos quienes están muy presentes.

Mujeres y niños junto al muro del colegio de Colibantang,  en la región senegalesa de Tambacounda, que fue construido con el dinero enviado por los emigrantes.

Hasta Colibantang, en el árido interior de Senegal, no llega el olor del mar, pero sí las historias que esconde. “Mira, mira”, dice Babacar Sy, “este es el colegio nuevo que construyeron los emigrantes”. “Igual que la mezquita y el hospital. Todo lo han pagado ellos”. Su hermana, la pequeña Mariama (nombre ficticio), se fue hace dos años en cayuco cuando apenas tenía 13 años. Sola, entró en contacto con un organizador de viajes de Thiés, se coló en el portabultos de un coche y zarpó desde Mbour. Siete de sus compañeros de viaje murieron antes de llegar a Canarias. Ella lo consiguió agazapada en un agujero al fondo de la barca, el mismo hueco donde protegían de las olas las galletas y el cuscus, su único alimento. Hoy brilla como estudiante en un instituto de Gran Canaria y atesora con celo los 10 euros de asignación semanal para mandarlos a casa.

Al caer el sol, la familia de Mariama se reúne en el patio central del hogar para hablar con ella por videollamada. Sus caras se encienden de alegría. Los niños revolotean alrededor porque quieren ver a la que un día se fue para España. Babacar Sy, cabeza de familia desde la muerte de su padre, sueña con el día en que su situación mejore, con poder comprarse un caballo para arar la tierra y tirar del carro que los lleve al campo donde cultivan, con arreglar la cabaña de barro destruida tras la última estación de lluvias. Pero sabe que toca esperar. “Ella no puede cargar con la situación familiar y es aún muy joven. Es nuestra esperanza, pero hay que ser pacientes”, comenta.

Un carro tirado por burros circula por el pueblo de Colibantang, en la región senegalesa de Tambacounda, tras ir al mercado en el pueblo de Maka.

No todas las familias son tan comprensivas. Muchos menores viven con angustia la presión familiar. “Nunca me voy a olvidar de ellos, pero necesito tiempo para cumplir mis sueños”, asegura la pequeña Mariama. A medida que aumenta el número de emigrantes, esas remesas de dinero son cada vez más importantes: según datos del Gobierno senegalés, cada año entran en el país unos 2.400 millones de euros procedente del exterior, sobre todo Francia, España e Italia, lo que representa el 11% del PIB. En los pueblos del interior, donde el Estado invierte menos, este capital suple muchas carencias y contribuye a reducir la pobreza. Hoy, la generalización del dinero móvil hace que los envíos sean más fluidos y totalmente informales.

En Bargny, a menos de una hora de Dakar, el profesor coránico Modou Ndoye comparte casa con otros siete padres de familia. En total, son unas 30 personas. Hermanos, hijos, primos y sobrinos entran y salen todo el tiempo de las distintas habitaciones en un batiburrillo de mujeres que cocinan y alimentan a sus bebés mientras los niños compaginan estudios y trabajo con sus padres desde los ocho años. Hay de todo, pescadores, carpinteros, soldadores y hasta un policía. Desde la playa de detrás de su hogar, donde descansan con placidez más de 200 cayucos, partió un día Mamadou (nombre ficticio), hijo de Modou, con apenas 12 años, siguiendo los pasos de su hermano mayor. Ambos están hoy en Tenerife.

“Al principio el chico no quería intentarlo, pero todos sus amigos se fueron”, asegura Pape Ndoye, tío de Mamadou, “uno de esos cayucos estaba listo para zarpar una noche y se subió con lo puesto, un pantalón y una camiseta”. “Era verano y no dijo nada a su familia. Él no tenía miedo, somos una familia de lebous (pescadores tradicionales), el mar es nuestra casa”. En Bargny la inmensa mayoría de las familias tiene un hijo o un hermano en España. “La pesca ya no es lo que era, cada vez es más difícil y la gente sobrevive gracias a los emigrantes. ¿Ves esos adoquines en la calle? Los pusimos gracias a ellos, que se organizaron y mandaron dinero”, añade Ndoye.

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Alvise Pérez

Vox Se Instala En El Insulto Sistemático Y Atiborra El Debate De Tacos Y Groserías

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María Pastor se ha dirigido varias veces al presidente del Gobierno con una expresión de tres palabras conocida por todo el mundo, pero que el decoro aconseja pronunciar lo menos posible. En octubre del año pasado, quien había sido candidata de Vox al Senado respondía así a un tuit de Pedro Sánchez, de forma que este pudiera leerlo: “Hijo de puta, vas a liberar a terroristas […]. Al final te ha votado Txapote, cabron (sic)”. No es un comentario aislado. En diciembre, Pastor volvió a insultarlo, con la misma mención a su madre, otra vez acudiendo directamente a él. En enero defendió que en la cabalgata de Reyes Magos en Sevilla se hubiera coreado ese insulto contra el jefe del Ejecutivo. “Pedro Sánchez, hijo de puta”, se reafirmaba.

El Ayuntamiento de Sevilla acaba de elegir a Pastor, que también ha insultado a otros políticos y periodistas, para dirigir la nueva “Oficina de Apoyo a la Maternidad”, una cesión del PP a Vox a cambio de los presupuestos que ha permitido al partido de Santiago Abascal presumir de haber puesto a una “compañera” al frente de un organismo antiabortista. EL PAÍS trasladó a Vox nacional y Vox Sevilla algunos antecedentes de Pastor y preguntó si la veían apropiada para un cargo público. No hubo respuesta. En cuanto a la nueva directora municipal, eliminó tuits ofensivos tras las preguntas de este periódico y restringió el acceso a su cuenta de X. Podría parecer la reacción propia de quien no quiere desentonar en una atmósfera de cortesía. Pero lo cierto es que, mirando la actividad de Vox, en realidad no debería tener motivos para esperar ninguna reprimenda de arriba. Porque en el tercer partido de España el insulto es moneda corriente.

Otras figuras de Vox con un perfil mucho más alto insultan con frecuencia y sin ningún disimulo posterior. Y no hay consecuencias. “Hay una banda de hijos de puta en el poder que echa a los españoles y se trae a musulmanes”, escribió en X el 2 de abril Hermann Tertsch para comentar una información crítica con el Gobierno. El europarlamentario ofrece con ello un ejemplo extremo de una creciente tendencia al insulto en las filas de Vox. Es una pauta que no se limita a llamar a Sánchez “traidor”, “corrupto”, “golpista”, “tirano”. Todo eso es ya rutinario, como la xenofobia o el desprecio a las víctimas del franquismo. Lo repasado en este artículo, solo con manifestaciones de abril —verbales o en redes—, indica que Vox se ha instalado un peldaño más arriba y recurre a un uso sistemático de la denigración, la ofensa malsonante, la grosería, la manipulación de nombres y adjetivos con efecto despreciativo, la presentación de los adversarios como enfermos o criminales.

“Psicópata descerebrado”, llama Vox al jefe del Gobierno en sus redes. “Psicópata” es un adjetivo habitual referido al presidente. Lo usa el líder de Vox, Santiago Abascal, que afirma que Sánchez es un “sátrapa” que “se ríe como un psicópata” mientras “disfruta de cada pandemia, de cada DANA, de cada guerra”. Al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, Abascal lo llama “Juanma Moruno” por destinar ayudas a extranjeros. “Moruno” es por “moro”, término despectivo para los musulmanes que la dirigente de Vox Rocío de Meer usa tal cual referido a un marroquí detenido en Almería.

El europarlamentario Juan Carlos Girauta compara a la ministra María Jesús Montero, por su forma de hablar, con Chiquito de la Calzada. A José Luis Rodríguez Zapatero lo llama “canalla”. Es otro insulto usual. Tertsch lo emplea contra Sánchez, el “canalla supremo”, al frente de sus “sicarios”. De haber estado en una “cárcel de Franco”, añade, Sánchez “habría engordado”, así de bien se estaba allí en comparación con las prisiones de Ho Chi Min, al que el presidente puso flores en Vietnam. Hay mensajes diarios en ese tono. Nunca se desautoriza ninguno.

Abascal y los suyos dan máxima credibilidad a las acusaciones contra el exministro José Luis Ábalos de haber pagado prostitutas con dinero público. Ante las críticas por su seguidismo a Donald Trump, el presidente de Vox afirma que el “verdadero arancel” es “gastarse el dinero público en putas como han hecho los partidos que están en el Gobierno”. Tertsch llama a la ministra y dirigente socialista Pilar Alegría, acusada sin pruebas de haber conocido una supuesta orgía con prostitutas en el parador de Teruel en 2020, la “Alegría del Parador”. También proclama que, si el PSOE expulsa a los puteros, el partido “se vacía”. “El mundo de las putas es socialismo puro”, afirma.

“Imbécil”, “rata”, “lelo”

Vox no es en absoluto la única razón por la que la política española no es un salón versallesco. Alvise Pérez llama “parásito” al ministro Óscar Puente y se permite preguntar a Alegría si su nombramiento como ministra se debe a su “vida sexual”. Varios grados por debajo, el alcalde de Badalona, Xavier García-Albiol, del PP, llamó en marzo “analfabeta” a María Jesús Montero. También en marzo, un compañero suyo, diputado del PP en las Cortes valencianas, José Ramón González de Zárate, comparó a varias líderes del PSOE con diferentes tipos de perra. Isabel Díaz Ayuso jamás retiró un “hijo de puta” a Pedro Sánchez leído en sus labios en la tribuna de invitados del Congreso en 2023. Al contrario, le dio alas con su famoso “me gusta la fruta”. El ministro Óscar Puente, del PSOE, fue acusado por el PP de “machismo” por referirse hace un año al novio de Ayuso como “testaferro con derecho a roce”.

Santiago Abascal, presidente de Vox, y Pepa Millán, portavoz parlamentaria del partido, en un pleno en el Congreso en marzo.

Pero por intensidad, continuidad y número de voces, Vox “juega en otra liga”, en palabras de José Luis Martí, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Pompeu Fabra, que investiga el impacto de las nuevas tecnologías sobre la democracia. “No es que en los demás partidos todos sean duques, pero Vox y toda la extrema derecha europea, y diría que mundial, coinciden en un plan para empujar el debate público en esa dirección”, añade Martí, que recuerda que ya en 2017, cuando montó The Movement para coordinar a fuerzas de extrema derecha, el teórico trumpista Steve Bannon defendía una estrategia de máxima beligerancia en el lenguaje.

Dentro de Vox, Tertsch es el más desenfrenado. De Patxi López dice que es conocido como “el hijo lelo de Lalo”. A Pablo Iglesias lo llama “imbécil”. Como europarlamentario que es, Tertsch tiene vocación internacional. Al presidente francés, Emmanuel Macron, lo pone de “majadero”. Las faltas de respeto no se limitan a los rivales políticos, también se dirigen contra periodistas y medios. ¿Algunos ejemplos? Ha hecho fortuna llamar a Silvia Intxaurrondo, de TVE, “Silvia Intxahurraco”. Girauta dice que la agencia EFE se llama así por “felatrices”, afirma que la audiencia de un programa de Cuatro tiene un “alto índice de gilipollas” y escribe que La Vanguardia es “una mierda de medio parasitario”. Tertsch llama “rata” a uno de los periodistas del rotativo catalán. David Broncano es un “bufón”, dice el parlamentario andaluz Ricardo López de Olea. Para Tertsch, el cómico con programa en TVE es “gentuza”. Vox no ha respondido a las preguntas de este periódico.

Martí, de la Pompeu Fabra, cree que atiborrar el debate de insultos y tacos está lejos de ser anecdótico, o meramente relevante en el plano formal. Al “deteriorar la esfera pública”, esta conducta forma parte de la “tormenta perfecta” que atraviesan hoy las democracias, afirma. “Hay una parte de la población, sobre todo joven, que se informa por redes y acaba creyendo que la política es algo en lo que está permitida la falta de respeto y no cabe el debate veraz y argumentado”, afirma el investigador, que sostiene que ello redunda en una “futbolización” de las adhesiones partidistas. La solución, insiste, no es “prohibir”, respuesta que agudiza el “victimismo” de la extrema derecha, sino criticar con argumentos y dar alternativas.

A Pablo López-Rabadán, director del Grado de Periodismo de la Jaume I de Castellón, no le sorprende que Vox “encabece” la tendencia al insulto, pero señala que se trata de un fenómeno que afecta al conjunto de la política española. “La intensidad de la polarización aterriza en un discurso cada vez más duro, donde el insulto se ha normalizado. Y las redes sociales contribuyen a que haya excesos”, señala López-Rabadán, autor entre otros de una trabajo sobre el uso de Telegram por parte de Vox y que actualmente investiga las campañas en redes sociales en las últimas generales.

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Andalucia

Montero, Una Candidata Controlada En Tres Parlamentos

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Para los socialistas andaluces, María Jesús Montero es “la jefa”. Para el PP andaluz de Juan Manuel Moreno es “la señora”. Desde que sumó a sus cargos de vicepresidenta primera del Gobierno (y ocasionalmente, presidenta en funciones), ministra de Hacienda y vicesecretaria general socialista el de secretaria general del PSOE de Andalucía y, por lo tanto, candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, la señora jefa está en todas las dianas de la oposición, mañana y tarde, en las Cortes y en el Parlamento andaluz. Ella despacha las críticas a la acumulación de cargos con ironía: “Los hombres son súper y las mujeres nos dispersamos”.

Ya fue reprobada por la Cámara autonómica en octubre de 2019 por la financiación de la comunidad y la semana pasada lo fue en el Senado ―donde el PP tiene mayoría absoluta―, por el mismo motivo, por el incremento de la carga fiscal y por sus declaraciones sobre el caso Alves. La reprobación no tiene ningún efecto jurídico, pero deja ahíta al que la aprueba durante un tiempo, aunque en el caso de Andalucía esto no va a ser posible porque se ha entrado ya en el canibalismo electoral: Moreno se juega su mayoría absoluta y el PSOE, su supervivencia en unas elecciones previstas para junio de 2026. Y, ojo, lo que preocupa son las municipales del 2027, donde está (estaba) el poder real del PSOE.

Montero es la protagonista estelar en las sesiones parlamentarias. En el Congreso, en el Senado y en el Parlamento regional, donde no tiene escaño. Desde que fue elegida líder de PSOE andaluz, no hay diputado del PP que no suba a la tribuna pertrechado con un argumentario contra ella. Da igual de lo que se hable. Y el presidente de la Cámara o los que lo sustituyen tampoco están por amparar a la ausente. “La señora Mentira”, la llamó la vicepresidenta del Parlamento hace unas semanas. “La señora de la pancarta”, la calificó el jueves pasado el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, por participar en una manifestación multitudinaria (20.000 personas, según la subdelegación del Gobierno) por el deterioro de la sanidad. El Gobierno andaluz considera que estas protestas están politizadas y azuzadas por el PSOE, pero como dijo el portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, “ya quisiera el PSOE ser capaz de movilizar a 20.000 personas”. Los sindicatos, en este sentido, son clave en la estrategia de desgaste de Moreno, el primer paso para poder ser visto como alternativa.

El Ejecutivo autonómico ha tirado de pirotecnia y achaca las enormes listas de espera en la sanidad andaluza en la actualidad y los retrasos en la atención primaria, no a su gestión ni a los efectos de la pandemia que hizo fosfatina todo el sistema, sino a “la señora que en el pasado despidió a 7.000 sanitarios”, dijeron varios diputados del PP, remontándose a los recortes impuestos por Bruselas a España tras la Gran Recesión; o, como señaló el presidente andaluz, “a la consejera que más daño ha hecho a la sanidad pública”. Montero dejó hace 12 años la Consejería de Salud de la Junta, luego pasó a la de Hacienda y lleva siete años en el Gobierno central. “El pasado en Andalucía ya es usted, presidente”, le replicó la portavoz socialista y vicesecretaria general, María Márquez (35 años).

Los socialistas están chisposos por el éxito de la protesta sobre el deterioro de la sanidad y creen que la gestión sanitaria y las investigaciones judiciales por los contratos en el Servicio Andaluz de Salud son el talón de Aquiles de Moreno. También están contentos con Montero porque por fin tienen a una líder. Los despachos vacíos de la sede regional de la sevillana calle de San Vicente empiezan a tener dueños.

Las ocho agrupaciones provinciales han renovado sus ejecutivas y las 808 agrupaciones locales tienen que hacerlo antes del 31 de mayo, anticipándose en un mes a lo previsto. La comisión permanente de la ejecutiva (integrada por 20 personas) se constituyó el pasado lunes y hay otro órgano de coordinación más reducido del que emanan las órdenes. “Se está volviendo a lo que siempre ha sido el PSOE andaluz”, afirma un dirigente provincial que proclama “el fin del ciclo perverso en el partido” tras la batalla de la última presidenta socialista de la Junta, Susana Díaz, y Pedro Sánchez.

Pero que el estado de ánimo de los dirigentes socialistas haya cambiado no oculta lo que muchos de ellos ven: el PSOE está manga por hombro, hay desorden en una organización muy grande (40.000 militantes) y muy, muy lenta. Y no hay tiempo para aplicar un tratamiento a largo plazo, porque las elecciones están a un año si no hay adelanto. Y además preocupa que algunas agrupaciones se den al ocio y se dediquen a lo mejor que saben hacer los socialistas cuando no tienen tarea: despellejarse.

Montero tiene claro que su misión a corto plazo, sean cuando sean las elecciones, es movilizar no solo a la militancia socialista sino al electorado progresista. Y creen en el PSOE que el cerco al que la está sometiendo el PP a todos los niveles no la debilitan, sino que “ayudan a darle protagonismo”. Naturalmente, en el PP piensan lo contrario. En este partido hay quien cree que la afirmación de Montero sobre la sentencia de Alves —“¡Qué vergüenza la sentencia de Dani Alves! ¡Qué vergüenza que todavía se cuestione el testimonio de una víctima y se diga que la presunción de inocencia está por delante!”—, de la que se retractó tres días después, no fue un error, sino meditada. “Ella no es tonta, es un discurso radical para atraer al votante del ala izquierda, porque sabe que en el centroderecha no tiene nada que hacer”, aseguran fuentes populares.

Como vicepresidenta primera y vicesecretaria general socialista, María Jesús Montero cuenta con ayuda externa. Fuentes de la dirección del PSOE andaluz aseguran que ahora los secretarios de Estado y los secretarios generales de los ministerios prestan más oídos a proyectos andaluces (el Gobierno anunció la semana pasada inversiones por 472 millones de euros); y Ferraz asiste en el análisis electoral para poner fin al caos que reinaba con Juan Espadas, cuando había varios grupos jugando con los datos, algo insólito en un partido que antaño era muy profesional. Tras la Semana Santa, el Centro de Estudios Andaluces (Centra), el CIS andaluz, dependiente de la Consejería de la Presidencia, tiene previsto publicar el barómetro del primer trimestre del año. Los socialistas no esperan buenas noticias, al contrario, de ahí que ya lo estén advirtiendo a los suyos para que no caigan en lo segundo que mejor saben hacer tras despellejarse: deprimirse.

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