Ayuda humanitaria
La Flotilla De La Libertad Con Ayuda Para Gaza En La Que Viajaba Greta Thunberg Llega A Israel Tras Ser Interceptada
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3 days agoon
El barco Madleen, con la llamada Flotilla de la Libertad a bordo y un pequeño cargamento de ayuda que pretendía simbolizar el bloqueo y la desesperación que vive la franja de Gaza, ha terminado abruptamente su travesía. La flotilla ha sido interceptada y frenada en la madrugada de este lunes por el ejército israelí. “Estamos siendo atacados. Se está cometiendo un crimen de guerra”, afirmó el activista brasileño Thiago Ávila a través de sus redes sociales en torno a la medianoche. El Ministerio de Exteriores israelí ha informado con un mensaje en X de que el “selfie yacht” (yate de los autorretratos), como lo califica el Gobierno para ridiculizarlo, ha atracado a las nueve de la noche, hora española en el puerto israelí de Ashdod. “Los pasajeros se están sometiendo a exámenes médicos para garantizar su buen estado de salud”, dice el tuit, acompañado de dos fotografías, una de la joven sueca Greta Thunberg, que forma parte de la flotilla, y otra de Ávila. Culmina así algo más de una semana de ruta desde las costas italianas.
En un tuit previo, el ministerio ya había compartido otra imagen de Thunberg en la que un militar le ofrecía un bollo, como prueba de que estaba “sana y salva” y camino a Israel.
La coalición de la Flotilla de la Libertad no ha tenido contacto con los voluntarios detenidos a lo largo de la jornada. La previsión, han informado, es que sean trasladados desde Ashdod a un centro de detención antes de su deportación. El Ministerio de Exteriores de Israel lo confirmaba con un mensaje en X a media tarde: “A su llegada, se harán los arreglos para su regreso a sus respectivos países de origen”.
El Centro Legal para los Derechos de las Minorías Árabes en Israel (Adalah) había solicitado previamente a las autoridades israelíes información urgente sobre el paradero de los activistas y anunciado acciones legales “para garantizar la seguridad y la liberación de los activistas”. Sus abogados, han señalado en un comunicado, están preparados en el lugar para visitarlos.
En su intercambio de correspondencia con el Gobierno, el asesor jurídico de la Armada israelí ha explicado su relato de los hechos. Tras advertir al barco de que se acercaba a una zona de bloqueo, indicaron a la tripulación que debía “modificar el rumbo” y, al no hacerlo, las fuerzas israelíes “abordaron el buque para redirigirlo”. Y añadía: “Los pasajeros recibieron comida y agua y se sometieron a exámenes médicos iniciales. Hasta donde sabemos, ninguno de ellos está herido ni requiere tratamiento médico”.
Varios de los 12 activistas que viajaban en el Madleen han logrado compartir vídeos y mensajes breves del momento en el que denuncian haber sido “secuestrados” por las fuerzas israelíes. Ávila ha subrayado que, al encontrarse en aguas internacionales, Israel ha cometido “un crimen de guerra” con esta operación. También al impedir la legítima llegada de ayuda humanitaria a la Franja.
En las horas previas a ser interceptados, la eurodiputada francopalestina Rima Hassan compartió cada hora un mensaje en X para que quedase constancia de cuándo perdían la comunicación por la intervención israelí. “En cuanto dejen de tener noticias nuestras, significará que internet ha sido cortado y que Israel se prepara para atacarnos. Esto les dará una mejor idea del momento”, explicó. El primero fue a las 23.12 del domingo, hora local (las 22.12 en la España peninsular), y el tercero y último a la 1.12 del lunes.
Poco después, Hassan ha publicado una última imagen de la cubierta del barco con manchas similares a pintura blanca. “Un dron sobre nosotros ha lanzado un líquido blanco”, ha informado en X. La radio había dejado de funcionar por “interferencias” intencionadas, de tal modo que ya no podían solicitar auxilio a otra embarcación.
El ministro de Defensa, Israel Katz, ha felicitado al ejército de su país por su “rápida y segura captura de la flotilla Madleen para evitar que rompan el bloqueo y lleguen a las costas de Gaza”.
Según el comunicado de Katz, este ha ordenado a sus efectivos “mostrar a los pasajeros el vídeo de los horrores de la masacre del 7 de octubre cuando lleguen al puerto de Ashdod”. Y ha vuelto a arremeter, como en la víspera, contra la activista sueca: “Es apropiado que la antisemita Greta y sus compañeros partidarios de Hamás vean exactamente quién es la organización terrorista a la que vinieron a apoyar y para quién trabajan”.
Por su parte, Hamás ha condenado la intercepción del barco y ha calificado la operación de “terrorismo de Estado” y de “flagrante ataque a la conciencia humana”. Los voluntarios, ha defendido, pretendían “romper el asedio y exponer el crimen del hambre”. El intento de la Flotilla de la Libertad de llevar ayuda a la Franja significa, según ha escrito el grupo islamista en sus canales de difusión, que “Gaza no está sola”.
En la tarde del domingo, cuando el barco se encontraba a menos de 300 kilómetros de la costa de la franja palestina, Katz ya advirtió de que había dado instrucciones al ejército para que impidiese que “la flotilla del odio” llegase a las costas de Gaza. “Y para que adopten todas las medidas necesarias para ese fin. A la antisemita Greta y a sus compañeros portavoces de propaganda de Hamás, les digo claramente: deben regresar, porque no llegarán a Gaza”, agregó.

En previsión de la interceptación del barco por parte de las fuerzas israelíes, como finalmente se ha producido, los activistas habían preparado una serie de vídeos en los que decían sus nombres y sus nacionalidades, con el pasaporte en mano, incluido el voluntario español Sergio Toribio. Y pedían a sus respectivos gobiernos que intervinieran. También solicitaban a la ciudadanía que presionara a través de distintos canales para que los líderes de sus países tomaran medidas contra Israel.
A lo largo de la tarde, España, Francia, Brasil y Turquía, países de origen de varios de los pasajeros del Madleen, han pedido a Israel explicaciones, información o poder visitar a sus nacionales a su llegada a Ashdod. En el puerto se han congregado además defensores y detractores de la iniciativa solidaria para mostrar su apoyo y su repulsa.
La coalición de la Flotilla de la Libertad recuerda además que el Madleen es un barco civil con bandera del Reino Unido y que este “tiene la obligación legal de proteger su barco y a los civiles a bordo de la intervención israelí”. Un llamamiento similar ha lanzado la relatora de la ONU sobre Palestina, Francesca Albanese: “El Gobierno del Reino Unido debe pedir urgentemente una aclaración completa y asegurar la liberación inmediata del barco y su tripulación”. Y ha solicitado que se permita al barco continuar “su legítima misión humanitaria”.
10 muertos en 2010
La Flotilla de la Libertad fue creada en 2010 como una coalición pacífica en solidaridad con el pueblo palestino. Siempre con el propósito humanitario de llevar ayuda a Gaza cuando Israel ha bloqueado el acceso. Ese año, un convoy que llevaba 10.000 toneladas de ayuda a la Franja, formado por seis barcos con 750 personas, también fue interceptado por las fuerzas israelíes, con un desenlace mortal: 10 personas murieron y más de 50 resultaron heridas en aquella intervención militar a finales de mayo.
En esta ocasión, el objetivo de la Flotilla de la Libertad era llevar una cantidad simbólica de alimentos para la hambrienta población de Gaza, principalmente arroz y leche de fórmula. Pero sobre todo, su periplo representaba un intento simbólico de “abrir un corredor humanitario” después de meses de bloqueo y obstrucción a la entrada de bienes.
Israel impide la llegada fluida de ayuda humanitaria a la Franja desde el 2 de marzo, cuando el Gobierno de Benjamín Netanyahu impuso un bloqueo total que se prolongó más de 80 días. La crisis de hambre y escasez era tan grave, con toda la población del territorio (2,1 millones de personas, casi la mitad, niños) en serio riesgo por falta de alimentos, que las autoridades israelíes abrieron la puerta a la entrada de un número limitado de camiones.
Sin embargo, la cantidad es insuficiente, según ha denunciado reiteradamente la ONU. Las fuerzas israelíes apenas permiten el acceso a 100 camiones con suministros, pese a que las organizaciones estiman que se necesitan entre 500 o 600 de estos vehículos cada día para satisfacer las necesidades básicas de la población.
La distribución militarizada al margen de la ONU de lotes de comida por parte de la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), respaldada por Israel y Estados Unidos, no cubre las carencias alimentarias de los gazatíes, no ofrece unas condiciones de seguridad aceptables ―más de 130 personas han muerto tiroteadas cuando acudían a los puntos de reparto de la FHG― y, por tanto, no cumple con los principios humanitarios fundamentales, según las ONG y la ONU.
En total, desde el comienzo de la guerra, han muerto en Gaza 54.927 personas, según las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio de Salud del territorio, controlado de facto por Hamás. Además, otras 126.615 han resultado heridas en los ataques de las fuerzas israelíes.
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Ayuda humanitaria
El Anestesista Español Que Fue Evacuado En 2023 Vuelve A Gaza: “Atacan A Civiles Adrede, He Operado A Niños Con Un Disparo En La Cabeza”
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7 days agoon
June 6, 2025Raúl Incertis suena entre cansado y enérgicamente indignado al otro lado del teléfono. Este anestesista español, que fue evacuado de Gaza tres semanas después del comienzo de la guerra el 7 de octubre de 2023, regresó al enclave palestino el pasado 10 de abril. Y donde había restaurantes, escuelas, centro comerciales y chiringuitos de playa se ha encontrado “el infierno”. Su relato es profuso en recuerdos de niños amputados, quemados, con disparos en la cabeza, de sanitarios exhaustos, de destrucción y muerte.
“Eso son los tanques que están disparando”, explica, en referencia al sonido de las detonaciones que se mezcla con la conversación que mantiene con EL PAÍS desde la cuarta planta del Hospital Nasser de Jan Yunis —en el suroeste de la Franja— donde vive y trabaja. Se trata del mayor centro sanitario que permanece operativo en el territorio, donde el 94% están dañados o destruidos por la ofensiva israelí, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Incertis ha vuelto, explica, porque se sentía en deuda con sus compañeros gazatíes. “Adelgacé 10 kilos en tres semanas y no sé lo que hubiera perdido si no nos hubieran traído comida. Volvimos de una pieza gracias a ellos”, detalla. También, por la “culpa” de no haber podido ayudar entonces. Y tras un proceso de recuperación emocional y un retorno “suave” al trabajo en un contexto de guerra en Líbano el pasado octubre, decidió unirse a Glia, una pequeña ONG canadiense que buscaba personal médico para desplazarse a Gaza.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), que coordina la entrada de personal humanitario en la Franja, gestionó su traslado desde Amán hasta Cisjordania en autobús y de ahí, en un vehículo blindado y escoltado por el ejército israelí a Deir el Balah, en el centro de Gaza. “Una vez dentro, te vienen a buscar de tu ONG y te llevan adonde estés destinado”. Él recaló en Yabalia, en el norte. Allí trabajó dos semanas. “Ya no queda Yabalia, está arrasado en un 90%”, precisa. Y el hospital, desmantelado por orden del ejército israelí.
Jan Yunis, al sur, no está mucho mejor. El 70% ha quedado en ruinas, describe Incertis. Sin embargo, el Hospital Nasser sigue en pie, aunque en el tiempo que el facultativo español lleva allí, ha sido atacado por Israel dos veces. “La primera fue hará tres semanas para matar al periodista Hasan Aslayah, que estaba en la tercera planta recuperándose de las heridas de un ataque anterior hacía tres meses, cuando las garitas de la prensa en el hospital, donde ellos viven y trabajan, fueron bombardeadas y sufrió muchas quemaduras”. En el ataque israelí a la unidad de quemados que acabó con su vida, pereció otro paciente y nueve más resultaron heridos. “No tenían nada que ver”, aclara Incertis. “La segunda vez tiraron una bomba sobre el almacén y lo destruyeron parcialmente”.

Pese a estos destrozos, el Hospital Nasser es suficientemente grande como para mantener su funcionamiento. Actualmente, hay unos 600 pacientes ingresados, incluyendo 35 con ventilación mecánica.
Incertis, que vive en una habitación con literas y un saloncito para el personal expatriado, se dice “afortunado” porque come dos veces al día. “Arroz o lentejas a mediodía y por la noche”. Las latas de atún se agotaron hace semanas para todos. “No hay fruta ni azúcar”. Al menos, en esta ocasión, en dos meses solo lleva perdidos cinco o seis kilos. Y a veces sale del complejo para tomar un café o un té en un establecimiento en la calle de enfrente, donde una familia lo prepara en unas brasas a falta de gas.

Sus compañeros, subraya, no tienen su suerte. Viven en “chabolas” ―porque llamar campamento de desplazados al enjambre de Al Mawasi donde residen hacinados le parece un concepto demasiado lujoso en comparación con la realidad― “y pasan hambre, calor por el día y frío por las noches”. “La mayoría ya se ha tenido que desplazar más de 10 veces”, continúa. “Además, los bombardean en las mismas tiendas”.
El doctor Níjar, uno de sus compañeros anestesistas gazatíes, es padre de seis hijos pequeños. “Vivía en su casa parcialmente destruida en el este de Jan Yunis, pero se tuvo que ir y viven en una tienda de campaña de dos metros por dos metros”, relata el español. “Me contaba que hay una letrina a menos de un kilómetro de su tienda, pero que está tan asquerosa que no pueden hacer sus necesidades allí. Entonces tienen que caminar más para irse a un chiringuito, una especie de café que todavía está en funcionamiento y tiene váter”.
Tampoco hay comida. El bloqueo israelí a la entrada de ayuda humanitaria ha dejado a toda la población gazatí (2,1 millones) en situación de inseguridad alimentaria. Y los precios de lo poco que se comercia en Gaza son desorbitados. “Un kilo de harina vale aproximadamente 30 dólares, un kilo de arroz o de pasta vale 10. La poca verdura que hay es pepino y tomate, también a 10 dólares el kilo. Una cebolla, cuatro dólares. Y no hay fruta; solo sandía y cuesta 10 euros el kilo”, enumera el médico.
En este contexto, el personal sanitario sufre “estrés postraumático” y aun así trabajan sin descanso dedicándoles una sonrisa a sus pacientes. Para Incertis, esa amabilidad es la gasolina que le mantiene activo. Y en el Hospital Nasser se quedará hasta que no haya pacientes que atender. Varios indicios en los últimos días apuntan a que el ejército israelí les va a obligar a evacuar las instalaciones pronto, pero no hay dónde trasladar a los pacientes.

De momento, ya hay órdenes de abandonar el exterior del complejo, los tanques están cerca ―se oyen por teléfono―, y el Ministerio de Sanidad de Gaza ha recibido una notificación del ejército que dice que el hospital ya no puede recibir nuevos heridos, explica Incertis. “Dice que los traslados tienen que ser coordinados. No tiene sentido porque si una de las ambulancias del centro va a buscar a los heridos de un bombardeo y, una vez que los ha recogido, tiene que llamar al Cogat [la unidad del Ministerio de Defensa israelí encargada de la logística humanitaria en la Franja] para que le den luz verde, el paciente se muere”, lamenta.
Aunque dice blindar sus emociones, confiesa sentirse “cansado mentalmente”. “Predominan los sentimientos de indignación y rabia, sobre todo cuando veo a los niños. Niños mutilados”, aclara. Además, los pasillos del centro se han convertido en un velatorio. “El hospital es como un gran tanatorio. Desde aquí estoy viendo la morgue y no paran de llegar cadáveres que ni siquiera pasan por el hospital porque a veces los traen en un camión lleno de cuerpos”.
“No tiene ningún sentido. Y es deliberado, atacan a civiles a propósito. El otro día operamos a una niña con un disparo en la cabeza. ¿Sabes? Estás disparando a una niña en la cabeza, que está viva, pero se va a quedar hemipléjica el resto de su vida. Una niña de siete años. Eso indigna mucho”, reflexiona. “Aunque quieras matar a alguien que tú creas que es de Hamás, no puedes cargarte a 40 civiles. Niños. Disparan adrede a muchachos. Está prohibido por el derecho internacional”.
La asfixia del sistema sanitario en Gaza por parte de Israel queda todavía más clara cuando Incertis detalla cómo trabaja cada jornada. En “un día bueno”, intervienen en sus seis quirófanos a unas 15 personas; en uno malo, a más de 30. En uno peor, su capacidad se ve desbordada, como el pasado martes, cuando el ejército israelí disparó contra quienes acudían a buscar ayuda a un punto de distribución de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza, la entidad privada apoyada por Estados Unidos que distribuye comida al margen de la ONU.
“Estamos pudiendo anestesiar, pero con muchas dificultades”. Para quienes pasan por quirófano sí tienen gas anestésico todavía, para que no se enteren de la operación. Lo malo viene después, cuando despiertan. Entonces los dolores son insoportables y no hay analgesia suficiente. “Hacemos operaciones a abdomen abierto, traqueotomías, amputaciones. Y muchas veces, no les podemos poner morfina, sino ibuprofeno o diclofenaco intravenoso”.
El desabastecimiento ha llegado a tal extremo que están reutilizando material médico. “Cuando cargamos una ampolla de fentanilo o ketamina para usar con un paciente en una jeringuilla y usamos media ampolla, porque tenemos que racionarlas, no tiramos la jeringuilla a la basura, que sería lo habría que hacer, sino que la reutilizamos”, revela. “Lavamos cosas que no se lavan en Europa, como los tubos de intubación endotraqueal o los de drenaje. Las gasas y vendas están destinadas todas al quirófano”.
Lo que pide Incertis no es más ayuda, sin embargo, sino que la gente en Europa, en España, vea lo que él ve: imágenes explícitas de niños quemados, amputados, tiroteados, muertos. Él mismo ha preparado un dosier con fotografías e historias de sus pacientes. E invita a buscar esa información en redes sociales, vídeos y fotografías de lo que cada día pasa por delante de sus ojos. Solo así, considera, se removerán las conciencias para apagar el infierno de Gaza.
Ayuda humanitaria
Al Menos 27 Muertos Y 90 Heridos Por Disparos Israelíes En Un Reparto De Comida En Gaza
Published
1 week agoon
June 3, 2025
El caos en el reparto de ayuda a una población de Gaza exhausta y hambrienta continúa. Al menos 27 personas han muerto por disparos este martes por la mañana cuando acudían a buscar algo de comida en uno de los puntos de distribución de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), apoyada por Israel y Estados Unidos, en Rafah, al sur de Gaza. Otros 90 palestinos han resultado heridos por los disparos efectuados por el ejército israelí, ha informado el Ministerio de Salud de la Franja, controlado por Hamás.
Con las víctimas de este martes, ya ascienden a 102 los gazatíes que han encontrado la muerte cuando iban a buscar alimentos para sus familias, desde que la FHG comenzó el reparto de ayuda, hace ocho días. Y casi medio millar ha sufrido lesiones por los disparos, según ha contabilizado la oficina de medios del Gobierno de Hamás.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han reconocido que “las tropas realizaron disparos de advertencia” cuando, según su comunicado, a medio kilómetro del lugar, “identificaron a varios sospechosos que se dirigían hacia ellos, desviándose de las rutas de acceso designadas”. Y han admitido que, “al no lograr que se retiraran, se disparó más cerca a algunos sospechosos que avanzaban hacia las tropas”. También han anunciado la apertura de una investigación sobre lo sucedido.
Posteriormente, la viceministra israelí de Exteriores, Sharren Haskel, ha reconocido que las tropas israelíes abrieron fuego contra gazatíes que esperaban para recoger comida, aunque insistió en que dispararon “lejos y porque se sintieron amenazados”. “Parece que algunos gazatíes han tomado una ruta diferente que, de hecho, puso en peligro a algunos de nuestros soldados. Y cuando se sintieron amenazados, dispararon lejos del centro de distribución contra ellos”, ha explicado en una rueda de prensa para medios internacionales celebrada en la sede de Exteriores en Jerusalén.
“Esta mañana temprano, el hospital de campaña de Cruz Roja, con capacidad de 60 camas, en Rafah, ha recibido una afluencia masiva de 184 pacientes. 19 de ellos fueron declarados muertos al llegar y ocho más fallecieron a causa de sus heridas poco después. Más de 35 pacientes requirieron atención inmediata”, ha confirmado desde un primer momento la ONG en el terreno. “La mayoría de los casos sufrían heridas de bala. Una vez más, todos los pacientes que respondieron indicaron que intentaban llegar a un punto de distribución de asistencia”, ha agregado después en un comunicado.
Pese a la confirmación en los últimos días de organizaciones como el Comité Internacional de Cruz Roja o Médicos sin Fronteras de la llegada de fallecidos y heridos de bala a sus hospitales procedentes de los puntos de reparto, la FHG había negado en todos sus comunicados que se hubieran producido incidentes. Hasta este martes.

La fundación al margen de la ONU ha dicho que no puede responsabilizarse de lo que sucede “fuera” de sus centros y recuerda que “sigue siendo una zona de guerra activa”. Sobre los sucesos de la mañana del martes, ha precisado que el lugar donde se han producido “se encontraba muy alejado” de su punto de reparto, pese a que los disparos se produjeron a medio kilómetro del mismo. “Reconocemos la difícil situación y recomendamos a todos los civiles que permanezcan en el corredor seguro al desplazarse a nuestros centros de distribución”, ha añadido la entidad privada.
En un comunicado, Hamás condena “las masacres contra civiles hambrientos”, de las que responsabiliza a Israel, y subraya que “la matanza masiva y la limpieza étnica” constituyen “un acto de genocidio en virtud del Artículo II de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948″. E insta a la ONU y las organizaciones internacionales a hacer la mayor presión posible y retomar ellas la gestión de la ayuda humanitaria.

“Los ataques mortales contra civiles angustiados que intentan acceder a la exigua cantidad de ayuda alimentaria en Gaza son inadmisibles”, ha expresado Volker Türk, el alto comisionado para los derechos humanos de las Naciones Unidas, tras conocer que “por tercer día consecutivo” se han producido muertos en las zonas de reparto. “A los palestinos se les ha presentado la peor de las opciones: morir de hambre o arriesgarse a ser asesinados mientras intentan acceder a los escasos alimentos que se distribuyen a través del mecanismo militarizado de asistencia humanitaria de Israel”.
En la víspera, António Guterres, secretario general de la ONU, había exigido que se investigasen de forma independiente los ataques a los civiles: “Es inaceptable que los palestinos se tengan que jugar la vida por comida”. Y recordó que Israel tiene la “responsabilidad” de “permitir y facilitar el acceso de ayuda humanitaria”.
En este sentido, Türk ha remarcado que “impedir deliberadamente el acceso de los civiles a alimentos y otros suministros básicos de socorro puede constituir un crimen de guerra”. Y ha añadido que “20 meses de matanza de civiles ―más de 54.000 desde el 7 de octubre de 2023― y destrucción a gran escala, los repetidos desplazamientos forzados, la retórica intolerable y deshumanizante, y las amenazas de los líderes israelíes de vaciar la Franja de su población, también constituyen elementos de los crímenes más graves según el derecho internacional”.
La situación en la Franja es “catastrófica”, en términos de la ONU, que advierte que el enclave palestino es el lugar “más hambriento del mundo”, con toda su población (2,1 millones) en grave riesgo por falta de comida y casi medio millón en peligro de fallecer por inanición.

Las organizaciones del sector humanitario, incluida la ONU, habían advertido de que el sistema promovido por Israel y respaldado por Estados Unidos no era seguro. Tampoco cumple, han insistido, los principios básicos del derecho internacional en cuanto a la ayuda: humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia. Lejos de cumplir el objetivo principal de salvar vidas, el mecanismo de asistencia es “humillante” y se ha convertido en una “trampa mortal” para los gazatíes, criticó Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
El Ministerio de Salud de Gaza ha informado de 40 muertos y 208 heridos en la Franja en las últimas 24 horas. Desde el inicio de la invasión militar, hace 20 meses, al menos 54.510 personas han perecido, según el último balance, y 124.901 tienen lesiones.
Desde que Israel rompió el alto el fuego el pasado 18 de marzo, 4.240 personas han muerto y 12.860 han resultado heridas. Solo en las últimas 24 horas, las víctimas mortales suman 40 (entre ellas, se incluye un cadáver rescatado entre los escombros) y los heridos, 208.
Ayuda humanitaria
Más De 30 Muertos, La Mitad De Ellos Niños, Al Bombardear Israel Un Colegio Que Servía De Refugio En Gaza
Published
2 weeks agoon
May 26, 2025Israel ha matado en la madrugada de este lunes, mientras dormían, al menos a 36 personas —18 de ellas, niños de corta edad— al bombardear una escuela de la ciudad de Gaza que se había convertido en refugio para familias desplazadas por la guerra, según los servicios de emergencia gazatíes. Como en ocasiones anteriores, el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha confirmado el ataque con sendos comunicados en los que, de forma escueta y sin hacer referencia a las víctimas, se ufana de haber bombardeado 200 puntos como ese en 48 horas para acabar con supuestas células “terroristas”.
Horas más tarde, el ejército de Israel ha emitido una nueva orden de evacuación que afecta a prácticamente todo el sur de la franja de Gaza ante un inminente “ataque sin precedentes” contra objetivos “terroristas” de las milicias palestinas. “Las Fuerzas de Defensa de Israel lanzarán un ataque sin precedentes para destruir las capacidades terroristas en la zona”, ha indicado el portavoz del ejército, el teniente coronel Avichai Adrae, en un mensaje publicado en árabe en sus redes sociales.
Mientras, los esfuerzos diplomáticos para frenar la escalada militar israelí no avanzan. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la noche del domingo su deseo de que la guerra termine “cuanto antes”, pero no adelantó ninguna medida para presionar a Israel. Además, el futuro más inmediato de la labor humanitaria en la Franja es incierto. Los camiones con ayuda siguen entrando con dificultades tras dos meses y medio de bloqueo impuesto por Netanyahu.
Y la Fundación Humanitaria de Gaza, un proyecto impulsado por Israel y apoyado por Washington para desplazar a la ONU sobre el terreno y adueñarse del control del suministro de ayuda, con el argumento de que así evitará que caiga en manos de Hamás, ha sufrido un revés justo cuando iba a echar a andar este lunes: Jake Wood, su director ejecutivo, ha dimitido tras mostrar sus dudas de que el proyecto cumpla con los “principios humanitarios”.
La decisión de Wood se produce un día después de que saliera a la luz que Netanyahu eligió a la Fundación Humanitaria de Gaza —sin financiación conocida y registrada en Suiza— sin pasar por los procedimientos correspondientes. La iniciativa, que tendrían que llevar a cabo los soldados israelíes en cooperación con mercenarios extranjeros, es rechazada por todo el sector de entidades y ONG dedicadas a la ayuda humanitaria.
A las 8.00, hora local, el ejército de Israel ha publicado un comunicado en el que informaba de que había lanzado un ataque contra un centro que “previamente”, según subrayaba, había sido un colegio. Sin aportar pruebas, la nota sostenía que las instalaciones de la escuela Fahmi al Jarjawi acogían ahora “centros de comando y de control” de Hamás y de la Yihad Islámica. Los aviones israelíes lanzaron “múltiples misiles”, según fuentes locales.
Desde primera hora ya circulaban imágenes del horror, con llamas de fuego propagándose por el interior del edificio y cuerpos carbonizados. Fahmy Awad, jefe de los servicios de emergencia de las autoridades gazatíes, registró al menos 36 víctimas mortales y 55 heridos. La oficina de prensa del Gobierno de Gaza afirma que 18 víctimas eran niños.

El comunicado israelí asegura que las tropas habían tomado medidas “para mitigar el riesgo de causar daño a civiles, incluyendo el uso de municiones precisas o de la vigilancia aérea”. Y acusa a la milicia islamista Hamás, que controla la Franja, de usar a la población civil como escudos humanos. Lo hace la misma semana que el ejército israelí ha admitido estar investigando “múltiples casos” en los que sus soldados utilizaron a detenidos gazatíes como escudos humanos.
Las Fuerzas de Defensa de Israel dicen haber lanzado 200 ataques sobre Gaza en 48 horas. Y fuentes de la Franja citadas por AP y por el diario israelí Haaretz confirman que la madrugada de este lunes ha sido especialmente mortífera en el norte, con cerca de 50 víctimas mortales en total, solo hasta mediodía.
Apoyándose en imágenes de satélite, el medio qatarí Al Jazeera ha informado de que las tropas israelíes están estableciendo un cerco sobre varios hospitales que aún operan en el norte del enclave. Según esta información, vehículos blindados israelíes están a menos de 100 metros del Hospital Indonesio, donde todavía hay médicos y pacientes. Los soldados también rodean el Hospital al Awda. Casi 600 días de ofensiva israelí han dejado más del 90% de hospitales dañados o destruidos. Las víctimas mortales en Gaza superan ya las 53.500; más de la mitad, mujeres y niños.
Israel afirma que solo apunta contra terroristas, almacenes de armas y túneles. Representantes de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) discrepan. “No hay ningún lugar donde no haya riesgo”, indicaba la agencia en las redes sociales. Los refugios, añadía, “están saturados con familias que buscan desesperadamente sensación de seguridad”. “Muchas de ellas se refugian en edificios abandonados, inacabados o destruidos. Otras, incluyendo niños y mujeres embarazadas, duermen al raso”, proseguía la agencia. En ocasiones, centenares de personas comparten un solo baño.

La escalada en los esfuerzos bélicos es parte de la aplicación gradual de la operación Carros de Gedeón, con la que Israel pretende hacerse con el control del enclave palestino. El diario Times of Israel, que asegura haber tenido acceso a los planes del ejército, publicó la noche del domingo que Netanyahu espera tener el control efectivo del 75% de la Franja en dos meses. Ahora, según este medio, controla el 40%.
El primer ministro israelí, que envía y retira su equipo de negociadores en función de las presiones internacionales de cada momento, ha ordenado que sus representantes viajen este lunes a Doha, la capital de Qatar, para continuar con las negociaciones para abordar un posible alto el fuego.
Ayuda humanitaria
Miles de toneladas de comida y de material médico siguen cogiendo polvo en los accesos a Gaza mientras las organizaciones humanitarias ya no saben cómo expresar la urgencia que sufre la población del territorio. “Veo niños todos los días caminando con cuencos vacíos a la búsqueda de comida o de agua”, decía desde la Franja Rachel Cummings, directora de Save the Children, en declaraciones a medios árabes. “Las madres nos dicen que alimentan sus niños con hierba o con agua sucia, aunque saben que pueden enfermar”, lamentaba.
El pasado 18 de mayo, las autoridades israelíes anunciaron que levantaban el bloqueo absoluto a la entrada de alimentos y medicinas que mantenían desde el 2 de marzo. El movimiento, según admitió el propio Netanyahu, pretendía satisfacer las presiones estadounidenses. Pero, ocho días más tarde, la cantidad de ayuda que ha podido ser entregada a la población es mínima. Portavoces de la UNRWA denuncian a EL PAÍS que el número de camiones que están accediendo al enclave durante los últimos días varía entre “ninguno” y “algunas decenas”. Un flujo muy inferior a los más de 500 camiones diarios que se necesitarían, según sus cálculos, para mitigar una crisis que en poco más de dos meses ya ha supuesto la muerte por inanición de 58 personas; la mayoría, niños.
Grupos de derechos humanos en el enclave denuncian lo que perciben como una operación más propagandística que humanitaria. “El anuncio israelí para la reanudación de ayuda humanitaria no indica una intención real de responder a la catástrofe humanitaria”, denuncia el Centro Palestino de los Derechos Humanos, radicado en la Franja. “Es un claro intento de limpiar su imagen ante la comunidad internacional”, remarca.


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