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La Guerra De Aranceles De Donald Trump, En Directo | Sánchez Ve El Giro De Trump Como “una Puerta A La Negociación” Después De Una Decisión “injustificada E Injusta”

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Japón valora “muy positivamente” la pausa arancelaria de Trump

Japón ha valorado este jueves “muy positivamente” la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de suspender durante 90 días gran parte de los aranceles que había impuesto a decenas de sus socios comerciales, entre ellos Tokio, mientras negocia con ellos condiciones favorables para las arcas estadounidenses.

“Japón ha solicitado a través de diversos canales la revisión de las medidas (arancelarias), por lo que valoramos muy positivamente esta última decisión”, ha dicho el portavoz gubernamental nipón, Yoshimasa Hayashi.

La rebaja del castigo arancelario supone que prácticamente todos los socios comerciales de Estados Unidos serán penalizados durante los próximos tres meses solo con un arancel universal del 10 %, el que comenzó a aplicar el sábado pasado de forma generalizada para todas las importaciones del país norteamericano.

El principal negociador por parte japonesa, el ministro encargado de Revitalización Económica y Nuevo Capitalismo, Ryosei Akazawa, ha declarado, tras conocer la pausa, que está trabajando de forma discreta, “sin correr ni hacer ruido”, para lograr lo mejor posible para los intereses nacionales, y ha señalado que seguirá intentando que Tokio quede exento del resto de nuevos aranceles en vigor.

“Aún queda el arancel del 10 % y también los aranceles al acero y el aluminio, además de los del sector automovilístico, por lo que seguiré insistiendo en que se exima a Japón”, señaló Akazawa en declaraciones recogidas por la cadena pública NHK. (EFE)

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Bruselas Impone 700 Millones En Multas A Apple Y Meta En Plena Negociación Arancelaria Con EE UU

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Se han hecho esperar y son menores de lo esperado. Pero han llegado y con órdenes a Apple y Meta que van directamente contra su modelo de negocio. Las primeras multas del reglamento de servicios digitales (DMA, por sus siglas en inglés) han ascendido a 500 millones para el fabricante de los iPhone y el iPad y a 200 millones para la matriz de redes sociales como Facebook o Instagram. Las sanciones y las obligaciones para los gigantes tecnológicos llegan en plena negociación con Estados Unidos por la guerra comercial abierta por Washington y sobre unas empresas que han mostrado abiertamente su cercanía con la nueva Administración estadounidense, a la que han pedido ayuda para que frene a la UE y no tener que acatar sus normas digitales.

Las multas impuestas finalmente se quedan lejos de la sanción máxima contemplada en este reglamento: un 10% de la facturación anual de la empresa incumplidora, porcentaje también recogido en la ley general de regulación de los mercados. Argumenta la Comisión Europea que la cuantía se ha impuesto teniendo en cuenta “la gravedad y duración del incumplimiento”. El DMA entró en vigor de forma escalonada entre 2023 y 2024 y sobre estas empresas se abrió el expediente por incumplidoras en junio del año pasado en el caso de Apple y un mes después a Meta.

Pero, sobre todo, en lo que pone énfasis la Comisión es en que el objetivo real no es la sanción en sí ni la recaudación aparejada, que, por cierto, va a las arcas del Ejecutivo europeo. Lo que destacan fuentes cercanas a la decisión de este miércoles es que obliga a las empresas a que cumplan las leyes europeas digitales y de competencia, normas muy criticadas en Estados Unidos por los grandes conglomerados tecnológicos y por bastantes miembros de la Administración de Donald Trump. “Algunos gobiernos extranjeros están considerando apretar las tuercas a las empresas tecnológicas estadounidenses con presencia internacional. Ahora, Estados Unidos no puede y no aceptará eso”, llegó a decir el vicepresidente J. D. Vance hace un par de meses en su primer viaje a Europa al poco de estrenar su cargo en una referencia evidente al DMA y al reglamento de servicio digitales (DSA, por sus siglas en inglés).

“Apple y Meta han incumplido la DMA al aplicar medidas que refuerzan la dependencia de los usuarios empresariales y los consumidores de sus plataformas. Como resultado, hemos tomado medidas de aplicación firmes pero equilibradas contra ambas empresas, basadas en normas claras y predecibles. Todas las compañías presentes en la UE deben cumplir nuestras leyes y respetar los valores europeos”, ha explicado en un comunicado la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, máxima responsable de Competencia.

La última frase pretende, de alguna forma, deslindar las decisiones de este miércoles del contexto que rodea la actualidad: en medio de la disputa comercial con Estados Unidos, afectando a unas empresas que se han acercado de forma obscena al inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, en busca de ayuda para eludir el DMA y el DSA, y cuando resuenan voces muy importantes al otro lado del Atlántico que acusan a la Unión de trato discriminatorio a las compañías tecnológicas estadounidenses. Bruselas responde que no es cierto, y pone el ejemplo de la red social TikTok, de capital chino, o de Booking, portal de reservas turísticas con sede en Países Bajos, para desmontar estas últimas acusaciones.

Pero ni así se ha librado de los debates y las preguntas sobre si la sanción es menor de lo esperado por no irritar a Trump y que acuda en ayuda de su corte digital o si se la decisión ha llegado justo ahora, una semana después –y no antes– de la reunión de los responsables comerciales de Bruselas y Washington para no perjudicar a las negociaciones. Desde Bruselas la respuesta se ajusta al guion marcado por Ribera: no hay vinculación entre el choque comercial y la aplicación de la ley; que las autoridades de la UE lo que hacen es cumplir las normas y eso no es una elección que pueda variar en función del contexto sino una obligación. No obstante, sí que hay elementos que permiten, al menos, concluir que se ha optado por la discreción y se ha evitado el anuncio a bombo y platillo de ocasiones anteriores: la decisión se adopta con la responsable de Competencia de viaje en México y la responsable de asuntos digitales, Henna Virkkunen, en Alemania. Esto es poco habitual en este tipo de anuncios.

En cuanto al contenido de la sanción, Bruselas fuerza a Apple y Meta a cumplir la ley y ordena a la primera a que elimine los obstáculos que levanta en sus dispositivos “para que los desarrolladores de aplicaciones no puedan beneficiarse totalmente de canales de distribución alternativos a la App Store”. Esto ha molestado a Apple, que ha cargado contra la Comisión al divulgarse la resolución: “Apunta injustamente a Apple en una serie de decisiones que son malas para la privacidad y la seguridad de nuestros usuarios, malas para los productos y nos obligan a regalar nuestra tecnología”. La empresa ha anunciado, además, que acudirá a los tribunales para que anulen la multa y las órdenes aparejadas.

En el caso de Meta, cuyo consejero delegado y fundador, Mark Zuckerberg, ha llegado a acusar de censura a la UE, la multa llega por el modelo de “Aceptar [ceder a la empresa la información que genera la actividad del usuario de la red social para que ella haga negocio] o pagar [por estar en la red social de turno]”. La Comisión concluyó que ese modelo es ilegal; Meta lo modificó; y ahora las autoridades de la UE están examinando su legalidad. La matriz de Facebook e Instagram ha optado por una reacción en clave completamente política al señalar que “la Comisión Europea está intentando perjudicar a las empresas estadounidenses exitosas mientras permite a las empresas europeas y chinas operar con estándares diferentes”.

Serían las exigencias de cambios las que más daño e indignan a los gigantes tecnológicos, porque afectan directamente a su modelo de negocio, defienden fuentes de la Comisión. No es que la norma tradicional de Competencia no obligara a las empresas multadas a corregir su actitud. Lo hacía. Pero la prolongación durante años de las investigaciones para llegar a cuantiosas multas (a Google se le han impuestos tres multas milmillonarias que están pendientes de ser ratificadas en los tribunales) y las exigencias de cambios en el comportamiento empresarial aparejadas hace que las decisiones pierdan eficacia, porque cuando se llegaba a este punto la realidad del mercado ya era otra.

El DMA, en cambio, pretende corregir la situación más rápido. Las empresas tienen ahora 60 días para hacer los cambios exigidos “o arriesgarse a multas periódicas”. Es decir, desde que Bruselas concluyó de forma preliminar que Apple y Meta estaban incumpliendo con las nuevas reglas del mercado habrá pasado en torno a un año. En realidad un poco más, porque en marzo de 2024 la Comisión ya abrió los expedientes a estos dos gigantes tecnológicos, más Alphabet y Amazon, al observar un potencial quebrantamiento del reglamento. Las cuatro, junto con las otras compañías designadas guardianes (gatekeeper en la terminología inglesa que maneja el sector) del mercado digital por su gran tamaño y potencial riesgo para la competencia, tienen mayores obligaciones que el resto de empresas y fue ante los indicios de incumplimiento de algunas de estas exigencias que se abrieron las pesquisas. Fue en junio y julio cuando Competencia formalizó las investigaciones concretas sobre las dos empresas sancionadas este miércoles.

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La Guerra De Aranceles De Donald Trump, En Directo | La Fed Teme Que La Inflación Escale Hasta El 5% De Forma “temporal” Por Los Aranceles

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La Fed teme que la inflación escale al 5% por los aranceles, pero espera que el impacto sea “temporal”

Christpher Waller, uno de los consejeros de la Reserva Federal, ha hecho uno de los diagnósticos más completos publicados por el banco central sobre el impacto de los aranceles. Waller ha advertido de que la incertidumbre sobre cuál será la política comercial es muy elevada. Según el miembro de la Fed, incluso con la pausa de 90 días, el tipo arancelario medio actual ronda el 25% y supone un fuerte aumento a un nivel que Estados Unidos no ha experimentado en al menos un siglo. Waller maneja dos escenarios alternativos, uno en el que los aranceles siguen siendo muy elevados y duraderos, cercanos a la media actual del 25% o más, y otro que reduzca la tasa promedio al 10%.

El primer escenario, en el que los aranceles se mantienen altos hasta finales de 2027 para reconvertir la economía de Estados Unidos en menos dependiente de los servicios y más centrada en la industria, “sería un cambio dramático para Estados Unidos”. En su opinión, los aranceles tendrían un efecto temporal, pero agudo, sobre la inflación. “Las previsiones del sector privado esperan que los aumentos arancelarios de esta magnitud incrementen la inflación entre 1,5 y 2 puntos porcentuales durante el próximo año aproximadamente, lo que creo que es una estimación razonable. Si la inflación subyacente del PCE se mantuviera en marzo en su ritmo estimado de 2,7 % en 12 meses, eso significaría que la inflación podría alcanzar un máximo cercano al 5% anualizado en los próximos meses si las empresas repercutieran rápida y completamente el coste del arancel. Incluso si los aranceles solo se repercutieran parcialmente a los consumidores, la inflación podría subir hasta alrededor del 4%”, advierte.

Sin embargo, cree que hay factores que aliviarían las subidas de precios, incluido el posible enfriamiento de la demanda, y que la inflación empezaría a bajar en 2026. Ese escenario se traduciría además en un menor crecimiento y un aumento del desempleo, que podría elevarse desde el 4,2% actual hasta el 5% a final de año. Aunque los efectos inflacionistas sean temporales, el impacto sobre la producción y el empleo podría ser más duraderos y, ante el riesgo de recesión, favorecería una rebaja de tipos mayor y más rápida de lo esperado por parte de la Fed, según Waller.  “Con una economía en rápida desaceleración, incluso si la inflación está muy por encima del 2%, espero que el riesgo de recesión supere al riesgo de una escalada de la inflación, especialmente si se espera que los efectos de los aranceles en el aumento de la inflación sean de corta duración”, indica.

El segundo escenario, con aranceles medios en el entorno del 10%, el efecto máximo sobre la inflación podría ser de alrededor del 3% anualizado. También tendría un efecto negativo en la producción y el crecimiento del empleo, pero menor que en el otro escenario. En ese caso, Waller apoyaría “una respuesta limitada de política monetaria”. “En tal escenario, las perspectivas de la política monetaria podrían no ser muy diferentes de las que había antes del 1 de marzo”, en la línea de pocos recortes de tipos y probablemente “en la segunda mitad de este año”.

Waller ha lanzado una doble advertencia. “La nueva política arancelaria es uno de los mayores impactos que ha sufrido la economía estadounidense en muchas décadas”, ha dicho primero. “El futuro de esa política, así como sus posibles efectos, sigue siendo muy incierto”, ha añadido después. “Esto hace que las perspectivas también sean muy inciertas y exige que los responsables políticos se mantengan flexibles al considerar la amplia gama de resultados”, ha argumentado, para acabar con una nota de optimismo. “Estados Unidos es un sistema capitalista dinámico y resistente que responde bien a las crisis y siempre lo ha hecho. Sospecho que seguirá siendo así ahora”, ha dicho.

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No Es Fácil Escapar De La Economía Burbuja Estadounidense

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Donald Trump ha suspendido los aranceles estadounidenses superiores al 10% sobre las importaciones procedentes de países distintos de China. Los inversores dejaron escapar un suspiro colectivo de alivio. Aun así, los acontecimientos de las últimas semanas demuestran que el presidente va en serio a la hora de impulsar los intereses de su base política a costa de Wall Street. Su administración también promete reducir los déficits comercial y fiscal de Estados Unidos. Las políticas de Trump suponen una amenaza existencial para la economía de burbuja estadounidense. Como descubrió Japón hace tres décadas, no hay salida fácil.

Una economía de burbuja es aquella en la que el sector financiero desplaza a la economía real. Los precios de los activos se inflan enormemente y se desvinculan de sus fundamentos subyacentes. Las empresas se gestionan para maximizar el rendimiento financiero en lugar de la cuota de mercado. A medida que suben los precios de los activos, las plusvalías sustituyen al ahorro real. Una economía de burbuja se sustenta en el continuo aumento de la deuda, que se utiliza sobre todo con fines financieros y no de inversión. El crecimiento del crédito también impulsa los beneficios empresariales.

Estados Unidos cumple esa descripción. La contribución de su sector financiero, de seguros e inmobiliario al PIB se ha duplicado desde 1945, mientras que la del sector manufacturero se ha reducido a más de la mitad. En los últimos años, las acciones estadounidenses han cotizado a niveles de valoración casi récord. A finales del año pasado, la riqueza agregada de los hogares se situaba en 5,7 veces el PIB, muy por encima de su media a largo plazo. El ahorro es aproximadamente la mitad de su nivel medio a largo plazo. El año pasado, la deuda total (privada, pública y financiera) superó los 100 billones de dólares, más de tres veces la renta nacional estadounidense. Las empresas y las firmas de capital privado gastan billones de dólares en recompras de acciones y compras apalancadas, pero la inversión empresarial ha sido relativamente débil.

Las entradas de capital en Estados Unidos han contribuido a sostener la burbuja económica. Los extranjeros poseen actualmente 57 billones de dólares en activos financieros estadounidenses, según datos de la Reserva Federal. Sus compras de valores financieros estadounidenses han mantenido bajos los rendimientos de los bonos y han elevado los precios de las acciones. Las entradas de capital han ayudado a financiar los enormes déficits fiscales del gobierno estadounidense. A su vez, estos déficits han impulsado la demanda agregada, contribuyendo directa e indirectamente a los beneficios récord de las empresas estadounidenses, según John Hussman, de Hussman Funds.

La economía de burbuja de Estados Unidos tiene problemas políticos. Sus beneficios financieros se han distribuido de forma desigual. La riqueza de los hogares puede estar cerca de un máximo histórico, pero, como ha señalado el Secretario del Tesoro, Scott Bessent, el 10% de los estadounidenses más ricos poseen el 88% de las acciones de Estados Unidos, mientras que el 50% de los más pobres están sumidos en la deuda. Además, lo que el ex gestor de fondos de cobertura denomina «economía altamente financiarizada» no ha propiciado un fuerte crecimiento salarial. La deslocalización de la industria manufacturera fue buena para los márgenes de beneficio de las empresas, pero perjudicó a los obreros.

La economía de burbuja es intrínsecamente frágil. La deuda no puede seguir aumentando indefinidamente más rápido que los ingresos. Tarde o temprano, habrá que frenar los déficits fiscales o el país quebrará. En opinión de Bessent, Estados Unidos se ha vuelto adicto al gasto público. Es necesario un «periodo de desintoxicación», afirma. Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos, cree que las grandes entradas de capital en E UU han dado lugar a un dólar continuamente sobrevalorado, que ha perjudicado la competitividad y es responsable de sus grandes déficits comerciales. Los aranceles pretenden revertir estas presiones.

Ni Trump ni sus asesores económicos reconocen explícitamente que están tratando de hacer estallar la burbuja económica. Pero eso es a lo que equivalen sus acciones. Como señala Julien Garran, de MacroStrategy Partnership, en su última nota, si Trump se toma en serio la idea de acabar con la prolongada presión sobre los trabajadores, esto significa acabar con décadas de políticas que han sido muy favorables al capital financiero.

La participación del trabajo en la renta nacional tendrá que aumentar a expensas de los beneficios empresariales. Reducir el déficit fiscal también perjudicaría a los beneficios empresariales. Imponer aranceles a las importaciones y obligar a más empresas a fabricar en EE UU aumenta la presión sobre los resultados. Si los beneficios de las empresas disminuyen, el mercado bursátil, que sigue cotizando a un nivel históricamente elevado, podría caer mucho más. Una vez que las plusvalías sean sustituidas por pérdidas, los hogares tendrán que ahorrar más, deprimiendo aún más la demanda agregada. Un círculo vicioso podría sustituir al virtuoso que mantuvo a flote la economía de burbuja.

Richard Duncan, de MacroWatch, teme que la reducción de la demanda extranjera de valores estadounidenses haga subir los tipos de interés a largo plazo en Estados Unidos. También le preocupa una posible corrida contra el dólar a medida que los extranjeros reduzcan sus tenencias de valores financieros estadounidenses.

Una ventaja singular de emitir la moneda de reserva mundial es que Estados Unidos ha podido durante mucho tiempo incurrir en enormes déficits comerciales y fiscales sin perder la confianza del mercado. Sin embargo, a principios de esta semana, los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos se dispararon. La caída del mercado de bonos suscitó la preocupación de que la administración Trump pudiera estar enfrentándose a su propio «momento Truss», en referencia a la efímera administración de la primera ministra británica Liz Truss, cuyos grandes déficits fiscales proyectados provocaron un colapso en el mercado de gilts del Reino Unido en septiembre de 2022. Bessent espera una «transición suave» a medida que las políticas cambien para favorecer a Main Street en detrimento de Wall Street. Las recientes turbulencias del mercado sugieren lo contrario. Además, la experiencia de Japón sugiere que reestructurar una economía de burbuja es un proceso difícil.

Durante la segunda mitad de la década de 1980, el sector inmobiliario y las acciones japonesas alcanzaron valoraciones extremas. La deuda se disparó y la ingeniería financiera aumentó los beneficios empresariales. Hacia el final de la década, los responsables políticos de Tokio decidieron cambiar de rumbo. El Banco de Japón subió los tipos de interés con la intención de pinchar la burbuja. Un alto funcionario declaró al Washington Post que “la economía productiva real no se verá perjudicada. La tierra y la riqueza no desaparecerán, pero la riqueza falsa sí”. Esto era una ilusión. Al colapso de la economía de burbuja de Japón le siguieron varias crisis bancarias y dos «décadas perdidas» de crecimiento económico. A principios de este año, el mercado bursátil estadounidense representaba el 64,4% del valor total mundial, según el UBS Global Returns Yearbook. Casualmente, la bolsa japonesa representaba en 1988 la misma cuota del índice MSCI EAFE, que sigue la evolución de las acciones de los países desarrollados de Europa, Oriente Medio y la región Asia-Pacífico. En la década siguiente, el peso de Japón en el índice de referencia se redujo en más de dos tercios. Los inversores en valores estadounidenses deberían tomar nota.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Pierre Lomba Leblanc, es responsabilidad de CincoDías.

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