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La UE Redobla Su Apuesta Negociadora Ante El Lío Judicial En Torno A Los Aranceles De Trump

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La sentencia del Tribunal de Comercio de Estados Unidos que inicialmente tumbó buena parte de los aranceles aplicados por Donald Trump, entre ellos los falsamente llamados “aranceles recíprocos”, fue bien recibida en la UE, que vio reforzados sus argumentos contra las medidas proteccionistas, que siempre han sido tildadas de “ilegales”. Europa, sin embargo, se mantiene a la expectativa, más si cabe tras conocerse la suspensión cautelar conseguida por los abogados de la Administración de Trump. El giro reafirma a Bruselas y a los Estados miembros de la UE en su estrategia de prudencia, que ha recibido algunas críticas por falta de beligerancia. “Queremos que nuestra alianza comercial con Estados Unidos vuelva a ser más fuerte. Siempre trabajaremos para ello”, proclamó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al recoger este jueves el premio Carlomagno en Aquisgrán (Alemania).

La alemana no hizo alusiones directas a la sentencia, que ya había sido recurrida por Washington cuando dio su discurso. Sí que lo hizo el ministro de Economía y Comercio español, Carlos Cuerpo: “La decisión de los tribunales americanos es importante porque afecta a esos aranceles generalizados, a ese 10% que no debemos olvidar que no tiene que ser el punto de partida de la negociación. El punto de partida tiene que ser la situación previa a la imposición de estos aranceles”, apuntó en Estambul antes de que un tribunal de apelaciones suspendiera cautelarmente la aplicación de la sentencia.

Recordaba así Cuerpo que el fallo del Tribunal de Comercio no afecta a todos los aranceles masivos decretados por Trump. “Vista la reacción de los mercados, reacción positiva ante la posible disminución de estos aranceles, se confirma nuestro argumento desde la UE de que los aranceles no son buenos para nadie”, añadió.

También se pronunció el ministro de Economía irlandés, Micheál Martin, quien calificó la primera sentencia como “un capítulo más”. “Europa y EE UU necesitan sentarse a negociar”, apuntó desde Dublín. La UE se reafirma en su apuesta negociadora, la visión que ha mantenido consistentemente frente a cada nuevo y sorpresivo giro al otro lado del Atlántico.

El episodio anterior de esta guerra comercial acabó con una llamada el domingo pasado entre Trump y Von der Leyen en la que el primero accedió a levantar la amenaza de imponer aranceles del 50% a la UE si esta cedía en las negociaciones. Al día siguiente, los jefes negociadores de ambas partes, Maros Sefcovic, comisario europeo de Comercio, y Howard Lutnick, secretario de Comercio, retomaron el contacto.

Y esa parece que seguirá siendo la estrategia de Bruselas. Una fuente diplomática de uno de los países con mayor peso en la UE opinaba tras el primer fallo que salía reforzada esta postura.

Von der Leyen quiso subrayar esa estrategia negociadora, pero también la de diversificar los intercambios comerciales. “Sabemos que el 87% del comercio mundial se realiza con otros países que buscan estabilidad y oportunidades. Y Europa puede ofrecerlas. Por eso hay tanto interés en elegir Europa”, afirmó.

Von der Leyen destacó que la UE necesita un “plan maestro” que refuerce su competitividad y capacidad industrial, y que haga al Viejo Continente más “atractivo” para los inversores “de la India a Indonesia, de Sudamérica a Corea del Sur, de Canadá a Nueva Zelanda”.

Para desplegar ese plan, que Von der Leyen esbozó en su discurso en Aquisgrán, recibió el respaldo del nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, a quien le correspondió una de las dos laudatios previas a la entrega del premio. La otra le correspondió al rey de España, Felipe VI. “Henry Kissinger no tendría que preguntar con quién tiene que hablar cuando quiere hablar con Europa. Llamaría a Ursula von der Leyen como la representante fuerte de una Europa fuerte”, sostuvo Merz. Ambos son de la misma familia política, la conservadora CDU-CSU. “Lo estamos viviendo en estos momentos en las negociaciones arancelarias que estás dirigiendo con EE UU, pero también con China, en nombre de todos nosotros”, abundó.

Felipe VI, quien abrió la ceremonia en el Ayuntamiento de Aquisgrán, defendió una respuesta que se base en el refuerzo del mercado único y una “profundización” de la unión económica de los Veintisiete.

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La Reserva Federal Mantiene Los Tipos Y Prevé Solo Recortar 0,5 Puntos Este Año Pese A Las Presiones De Trump

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Ni dos puntos, como pedía Donald Trump, ni uno, ni medio, ni un cuarto. Tal y como se esperaba, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió este miércoles mantener los tipos de interés en el 4,25%-4,5% a pesar de las constantes presiones del presidente de Estados Unidos, poco respetuoso con la independencia del banco central. Además, los miembros de la Fed han actualizado sus proyecciones sobre la economía estadounidense y prevén menos crecimiento, más inflación y solo rebajar los tipos 0,5 puntos hasta fin de año, posiblemente en dos recortes de 0,25 puntos, aunque eso no lo detalla. El presidente, Jerome Powell, ha insistido en la incertidumbre generada por los aranceles (sobre todo en la inflación), en la solidez de la economía y en que la Reserva Federal está “bien posicionada para esperar” antes de mover el precio del dinero. Las declaraciones de Powell han enfriado los ánimos de Wall Street, que ve un poco más lejos los recortes de tipos.

Este mismo miércoles, en plena reunión de la Fed, Trump ha arremetido contra Powell. “Tenemos a una persona estúpida, francamente, un miembro de la Reserva Federal que probablemente no recortará los tipos”, dijo aprovechando los trabajos de instalación de dos nuevas banderas en la Casa Blanca. “No sé si es un político. No es una persona inteligente, pero le está costando una fortuna al país. Así que él se va en unos nueve meses, tiene que irse, afortunadamente será destituido”, añadió.

“¿Puedo nombrarme a mí mismo? Haría un trabajo mucho mejor que esta gente. En fin, deberíamos estar dos puntos por debajo. Estaría bien estar dos puntos y medio por debajo”, añadió Trump, con lo que recordaba una vez más al presidente populista venezolano Hugo Chávez, que también tuvo la tentación de inmiscuirse en las decisiones del banco central provocando un colapso en los mercados monetarios.

Powell, en la rueda de prensa posterior a la reunión, ha rehuido de nuevo entrar al trapo de las provocaciones de Trump, pero ha dejado muy claro que no se doblegará a sus presiones. “Para mí, es sencillo”, ha contestado a una pregunta sobre los insultos de la Casa Blanca, refiriéndose después a la buena situación de la economía estadounidense. “Eso es lo que cuenta. Es lo único que cuenta. No pienso en otra cosa”, ha señalado contundente.

El comunicado de la Fed señala que “la incertidumbre sobre las perspectivas económicas ha disminuido, pero sigue siendo elevada”. Insiste en que las decisiones futuras dependerán de la evolución de los datos. Los inversores creen que los tipos de interés se mantendrán en el nivel actual en la reunión del próximo 30 de julio, y las palabras de Powell hacen muy poco verosímil un recorte antes de septiembre, cuando haya más datos sobre el nivel final de los aranceles y sobre su impacto en los precios. El comité de mercado abierto ha decidido mantener los tipos por unanimidad.

Como en la última reunión de cada trimestre, la Fed publica su Resumen de Proyecciones Económicas, en el que los miembros dan sus previsiones sobre el crecimiento del producto interior bruto, la tasa de paro, la inflación y los tipos de interés oficiales a final de este año y de los próximos. En marzo, la última vez que publicaron sus pronósticos, antes del mal llamado Día de la Liberación, los miembros de la Fed ya se inclinaban por dos recortes de 0,25 puntos hasta fin de año, hasta el nivel del 3,75%-4,00%.

La nueva hoja de ruta refleja las dificultades a las que hace frente el banco central, cuyo doble mandato es procurar la estabilidad de precios y el pleno empleo. La política económica y comercial de Trump, especialmente con sus cambiantes aranceles, dificulta la consecución de ambos y, sobre todo, añade incertidumbre, porque ni siquiera se sabe en qué quedarán sus medidas. La Fed, en todo caso, parece menos preocupada por el empleo que por los precios: “La tasa de desempleo se mantiene baja y las condiciones del mercado laboral siguen siendo sólidas. La inflación se mantiene algo elevada”, sostiene Powell.

Los miembros de la Fed prevén este año menos crecimiento (el 1,4%), más paro (4,5%) y más inflación (3%) que hace tres meses. En esa hoja de ruta establecen también el tipo de interés que consideran apropiado. Se trata, obviamente, de una previsión cualificada, puesto que los que pronostican son los que tomarán la decisión de fijar el precio del dinero. Eso, sin embargo, no les compromete, y es frecuente que sus previsiones no se cumplan, al variar las condiciones económicas subyacentes. La Fed prevé ahora un recorte menos de tipos en 2026, de modo que el precio del dinero se situaría a final de ese año en el 3,5%-3,75%, 0,25 puntos por encima de lo que esperaba en marzo. Al año siguiente, bajarían otra vez hasta el 3,00%-3,25%.

Esperar y ver

La tesis de la Reserva Federal es que la política monetaria está situada en un punto que le permite darse el lujo de esperar y ver. Como ha explicado Powell en la rueda de prensa posterior a la reunión, la Fed aún no puede calibrar el impacto final de la guerra comercial, lo que refuerza su planteamiento. “Estamos viendo artículos que suben de precios, y en general todas las empresariales indican que las empresas esperan transmitir el aumento de costes en la cadena de valor, es decir, hasta el consumidor. Pero el impacto y la duración de este efecto es incierta, por eso creemos que tener más información” antes de mover los tipos de interés.

Hasta el momento, Powell ha sabido pilotar la economía estadounidense hacia un aterrizaje suave: reducir la inflación hasta cerca del objetivo de estabilidad de precios del 2% sin provocar pérdidas masivas de empleo ni una recesión en toda regla. Los aranceles son turbulencias en ese aterrizaje, está por ver, primero, cuál es el nivel último de estos aranceles, como ha insistido en varias ocasiones en su comparecencia, en qué medida llegan al consumidor y si sus efectos son puntuales o persistentes. “Estamos bien situados para esperar a saber más sobre el curso probable de la economía antes de considerar cualquier ajuste de nuestras políticas”, ha remarcado. La guerra entre Israel e Irán y el riesgo de escalada del conflicto complican más el panorama, pues ha encarecido el petróleo y eso se trasladará a los surtidores de gasolina y al índice de precios de consumo. “La incertidumbre alcanzó máximos en abril, pero sigue siendo alta”, indicó.

Trump, mientras, falta al respeto a Powell, al que ha llamado “imbécil” y “estúpido” y al que apoda “demasiado tarde”. Acostumbrado como está a saltarse las leyes, el republicano quiere que el presidente de la Fed ignore su mandato legal y baje los tipos de interés para abaratar la financiación de la deuda pública, que se disparó en el primer mandato de Trump y seguirá creciendo a fuerte ritmo en el segundo.

En realidad, una rebaja de los tipos a corto plazo no garantiza su traslación a los tipos de la deuda del Tesoro a largo plazo, que han aumentado por la desconfianza que genera Trump y no por la política monetaria de Powell. Si los inversores pierden la fe en que el banco central peleará por mantener a raya los precios, las rebajas de tipos podrían resultar contraproducentes.

Trump se queja de que tiene muchos vencimientos a corto plazo y dice que espera refinanciarlos por unos meses hasta que se vaya Powell y nombre a otro presidente de la Fed. Entre los potenciales candidatos está su secretario del Tesoro, Scott Bessent.

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America

Las Importaciones De Estados Unidos Desde La UE Se Desplomaron Un 40% En Abril Por Los Aranceles “recíprocos”

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Donald Trump ha distorsionado el comercio de Estados Unidos con el resto del mundo con su guerra comercial. Las empresas y particulares adelantaron sus importaciones para tratar de esquivar los cambiantes aranceles del presidente. Con ello, el déficit comercial se disparó en el primer cuatrimestre, pero vivió en mayo la mayor reducción intermensual de la historia. El adelanto de las compras provocó que las importaciones de la Unión Europea se redujesen un 40% en abril con respecto a marzo, hasta los 68.607 millones de dólares. Aun así, fueron casi idénticas a las de un año antes.

En conjunto, con datos desestacionalizados y en términos censales, el déficit de Estados Unidos en el comercio de bienes fue en abril de 86.965 millones de dólares, un 46% menos que en marzo, sobre todo por la caída de las importaciones. La rebaja es del 11% cuando se compara con la cifra del mismo mes del año anterior. La fuerte reducción del déficit ya había sido adelantada por el Censo con cifras provisionales, pero ahora se conocen datos más precisos y el desglose por países.

En el acumulado del año, el déficit comercial sigue batiendo récords. Estados Unidos vendió al exterior bienes por 722.346 millones y compró mercancías por un récord de 1,27 millones de dólares. Con ello, el déficit comercial pulverizó los registros previos y ascendió en cuatro meses a 552.000 millones de dólares, un 49% más que en los cuatro primeros meses de 2024.

Trump anunció el 2 de abril los mal llamados aranceles recíprocos, que luego dejó en un 10% generalizado a la semana siguiente. En paralelo fue imponiendo aranceles a Canadá y México, al aluminio y el acero y a las importaciones de vehículos y sus componentes. Las amenazas y los aranceles impuestos alteraron el tráfico comercial. El adelantamiento de las importaciones explica tanto el déficit disparado del primer trimestre como la reducción de abril. En conjunto, el desequilibrio sigue siendo enorme, pero así como el mayor déficit comercial lastró el producto interior bruto en el primer trimestre, la reducción del mismo puede impulsarlo en el segundo.

Por países y regiones, con datos no desestacionalizados, Estados Unidos redujo drásticamente su déficit comercial con Europa en abril con respecto a marzo (un 78%, hasta 13.432 millones de dólares) y prácticamente a la mitad con respecto a abril del año pasado. El saldo con Suiza pasó de un déficit de 14.401 millones en marzo a un superávit de 2.140 millones en abril. Aun así, la mayor reducción del déficit se produjo en Irlanda, de 29.325 millones en marzo a 9.453 millones en abril, por el adelanto en las importaciones de productos farmacéuticos, principalmente. Con España, se pasó de un déficit estadounidense de 81 millones de dólares en marzo a un superávit de 581 millones en abril, según las cifras estadounidenses, que no suelen coincidir con las españolas.

Frente a la Unión Europea, el déficit comercial de un mes a otro se redujo un 60%, hasta 19.157 millones. Si esa cifra se compara con abril de 2024, el recorte es del 20%. Aun así, en el acumulado de cuatro meses, el desequilibrio comercial crece un 59%, hasta los 115.422 millones de dólares, un récord para ese periodo.

El déficit con China ya se había reducido drásticamente en marzo, pero marcó un nuevo mínimo desde la pandemia en abril, con 17.185 millones de dólares.

Estados Unidos también redujo su déficit comercial con respecto a México y Canadá en abril, pero, de nuevo, a costa de haberlo aumentado significativamente los meses previos. En el caso mexicano, el déficit incluso aumenta en abril de este año con respecto al mismo mes del año pasado, al pasar de 13.647 a 14.023 millones de dólares. En el acumulado de cuatro meses crece un 16%, hasta 61.277 millones de dólares. En el canadiense aumenta un 29%, hasta los 23.398 millones, por la caída de las exportaciones a Canadá. El boicot a los productos estadounidenses se deja notar.

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Trump Y Xi Hablan Por Primera Vez Desde El Inicio De La Guerra Arancelaria Para Suavizar Las Tensiones Entre EE UU Y China

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La llamada más esperada por los mercados mundiales ya se ha producido. Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de China, Xi Jinping, han hablado por teléfono este jueves para tratar de suavizar las tensiones en la relación bilateral, dañada por la guerra comercial y por las acusaciones mutuas de incumplimiento de los posteriores acuerdos para rebajar los aranceles y, en el caso chino, por la decisión de Washington de cancelar visados a estudiantes del gigante asiático. El líder estadounidense ha calificado en sus redes sociales la conversación como “muy buena” y ha destacado que ha “resultado en una conclusión muy positiva para los dos países”. También ha asegurado que “ya no debería haber ninguna duda sobre la complejidad de los productos de tierras raras”, la queja principal de Estados Unidos.

En lo que puede interpretarse como una mano tendida al entendimiento, durante la conversación, el líder chino ha dado la bienvenida a Trump para que visite de nuevo China, y este le ha expresado su “sincero agradecimiento”, según se lee en el comunicado oficial de Pekín recogido por la agencia oficial Xinhua.

En la llamada, Xi ha señalado la necesidad de “corregir el rumbo” de las relaciones. Y ha hecho un llamamiento a hacer un “buen uso” del mecanismo de consultas pactado tras las conversaciones de Ginebra celebradas en mayo, que lograron rebajar las tensiones en torno a la guerra arancelaria desatada por Trump. Ambas partes, indicó el mandatario chino, han de “respetar las preocupaciones del otro”. También ha asegurado que China actúa “con sinceridad, pero también con principios”. Sin referirse en ningún caso a las tierras raras, sí ha indicado que “la parte china ha cumplido con seriedad los compromisos adquiridos”, y ha reclamado a la parte estadounidense que valore los avances logrados y retire las medidas impuestas contra China, siempre según el comunicado oficial.

Delegaciones de los dos países volverán a reunirse “en breve” en un lugar aún por determinar, según ha puntualizado Trump en un mensaje en su red social, Truth. La delegación estadounidense estará compuesta por el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante de Comercio Exterior, Jamieson Greer.

“La conversación se centró casi enteramente en COMERCIO. No se abordó nada sobre Rusia/Ucrania, o Irán”, precisa Trump con las mayúsculas habituales en sus mensajes. Ambos líderes se invitaron mutuamente a visitar sus respectivos países, agrega: “Como presidentes de dos Grandes Naciones, esto es algo que ambos tenemos muchas ganas de hacer”.

La agencia estatal china, Xinhua, ha precisado que la conversación se ha producido “a petición” de Trump. Es la primera vez que ambos conversan desde la investidura del republicano. La llamada, según el republicano, ha durado una hora y media.

El presidente de EE UU se había quejado en redes sociales el miércoles de dificultades para comunicarse con su homólogo chino. En un mensaje publicado en la madrugada en Washington, Trump había escrito que Xi es “muy duro, y es extremadamente difícil llegar a un acuerdo con él”.

Desde su regreso al poder, el presidente y la Casa Blanca habían anunciado en varias ocasiones una inminente conversación con el líder chino, y en ninguno de los casos esa llamada había llegado a materializarse.

Acusaciones

Estados Unidos ha acusado a China de incumplir su compromiso, alcanzado en Ginebra el 12 de mayo, de suavizar los controles sobre la exportación de tierras raras, imprescindibles para la fabricación de todo tipo de productos, desde semiconductores hasta automóviles y aviones. Pekín controla la mayor parte del suministro mundial.

En la reunión que los dos países mantuvieron en Ginebra el mes pasado, China dio su visto bueno a aprobar licencias para la venta de elementos de tierras raras a EE UU. Pero el proceso de aprobación puede tardar hasta 45 días, algo que ha impacientado a Washington.

Por su parte, el gigante asiático acusa al Gobierno del republicano de haber impuesto restricciones indebidas a piezas de motores de avión y a la venta de software especializado para el diseño de semiconductores, en un intento de impedir que China pueda hacerse con los chips más avanzados. También le reprocha la imposición de límites a la producción de semiconductores por parte del gigante chino Huawei. Además, EE UU anunció la semana pasada que pondría en marcha de manera “agresiva” restricciones a los visados de los estudiantes chinos en su territorio.

Los zarpazos arancelarios y las réplicas de China llevaron a una situación insólita en la que, golpe a golpe, ambos países fueron elevando el uno al otro los gravámenes hasta porcentajes estratosféricos. Washington llegó a decretar impuestos del 145% a las importaciones chinas, y Pekín respondió con tarifas del 125% a los productos americanos, cuantías que Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, llegó a comparar con un embargo de facto.

Los reproches mutuos amenazaban con hacer saltar por los aires la delicada entente a la que las dos principales potencias económicas del mundo habían llegado el mes pasado en Ginebra, cuando se reunieron las delegaciones encabezadas, del lado de EE UU, por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y por el de Comercio, Howard Lutnick, y del lado de China, por el viceprimer ministro He Lifeng.

Cuando comenzó aquel encuentro, los aranceles de Estados Unidos sobre los productos chinos llegaban al 145%, y los de Pekín sobre los productos de su rival alcanzaban el 125%. Tras las conversaciones, los gravámenes quedaron temporalmente en un 30% en el caso de los productos chinos y de un 10% para los productos estadounidenses.

China ha tratado de mantener en todo momento una posición dura de cara a una futura negociación. Por cada vez que Trump aseguraba que hablaría pronto con Xi (lo dijo ya tras la primera ronda de aranceles en febrero), la República Popular ha respondido con silencio sobre esa futura conversación. La última vez que conversaron fue tres días antes de la investidura del estadounidense, y en Pekín no sentó bien que, unos días después, este aprobara una primera andanada de aranceles del 10% vinculados al tráfico de fentanilo.

La conversación ha tardado, en parte, por la distinta forma de ver la diplomacia en China, nunca a golpe de tuit y construida de abajo hacia arriba, y no al revés.

Pekín ha denunciado cada subida arancelaria estadounidense ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ha respondido con una retórica contundente, pero siempre mediante portavoces o comunicados oficiales. “La práctica de Estados Unidos de aumentar los aranceles a China es un error sobre otro, que infringe gravemente los derechos e intereses legítimos de China y daña gravemente el sistema multilateral de comercio basado en normas”, ha dicho el Gobierno chino en varias ocasiones.

China se ve en esta ocasión mejor preparada que en la primera guerra comercial desatada por el mismo inquilino de la Casa Blanca en su primer mandato. Además de responder con aranceles de forma especular, ha golpeado en puntos en los que sabe que puede hacer daño al país norteamericano, restringiendo la exportación de minerales críticos y tierras raras. Y ha sostenido en todo momento que, en ningún caso, se sentaría a negociar con Estados Unidos mientras siguieran en pie los aranceles, algo que consideraba un acto de coerción. “Si EE UU quiere negociar, nuestra puerta está abierta, pero el diálogo debe llevarse a cabo en pie de igualdad sobre la base del respeto mutuo. Si quiere pelear, China también luchará hasta el final”, ha sido otra de las frases recurrentes desde las portavocías de Pekín.

Un detalle explica hasta qué punto se ha mantenido firme China: en el fragor de la batalla comercial, Mao Ning, portavoz jefa de Exteriores, llegó a desempolvar y colgar en redes sociales un discurso de Mao Zedong de los tiempos de la guerra de Corea, en el que el dirigente dice que depende del presidente de EE UU poner fin a la contienda: “No importa cuánto dure esta guerra; nunca cederemos”.

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