SPAIN’S Carlos Alcaraz begins his defence of the French Open title on Sunday morning against Japan’s Kei Nishikori.
It’s the second Grand Slam event of the year and the provisional start time for the match at Roland Garros in Paris is 11am.
The 22-year-old from El Palmar in Murcia is excellent form- winning on the clay surfaces of Monte Carlo and Rome.
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ALCARAZ IN PARIS, FRIDAY(Cordon Press image)
He also reached the final of the ATP event in Barcelona.
Carlos Alcaraz said: “The confidence is really high right now as I’ve been playing great matches.”
“I’ve got great wins in this clay season. I’m excited.”
The young Spaniard’s excellent form has come at the same time as a three-part documentary series called My Way made its debut on Netflix last month.
It has been hailed as a very honest portrayal of his career so far which did not hide some of his mental struggles.
There were comments from him and from his team about the need for commitment coupled with some kind of a work-life balance.
Alcaraz made his feelings known about that balance and that it helped him to play better tennis and to enjoy it more.
Speaking in Paris, Alcaraz said: “I’ve worked very hard to get here. It takes talent, of course, but without hard work it doesn’t make sense.”
“For years I have worked and sacrificed many things. When I was younger to achieve my goal and to achieve my dreams to become a professional player.”
As for the French Open, Alcaraz said: “It occupies a very special place for me as I have watched many Spanish tennis players play there, including Rafa Nadal.”
“I remember that, as a child, I would run back from school to turn on the television and all I wanted was to spend the afternoon watching the games.”
Suspira y coge aire Carlos Alcaraz. No es para menos. Atrás queda una buena dosis de apuros y el cronómetro señala 3h 30m al cierre, y el vencedor se pregunta: “¿Estamos en tierra batida?”.
Aprietan con fuerza el sol y la humedad de Londres, van pelándose los fondos de la pista de Queen’s y enfrente hay un rival que le ha obligado a sufrir un mundo, pero la dinámica es exactamente la misma; esto es, la de un tenista que gana, gana y gana, felizmente enrachado él, como si todo fuera tan fácil, tan sencillo, tan ordinario. De eso nada. Recuérdese siempre: tenis y perder, casi siempre de la mano. Inevitable esa compañía, incluso para los más fuertes; caso de Alcaraz, sin ir más lejos. Sin embargo, el murciano —ante el francés Arthur Rinderknech (80º) en los cuartos de este viernes, hacia las 16.30, Movistar+— cogió carrerilla al comienzo de la primavera y continúa así de bien, erguido, lanzado e incontestable hasta hoy. Con al menos 15 victorias consecutivas.
Esta última contra Jaume Munar (6-4, 6-7(7) y 7-5, tras 3h 23m) redondea la mejor secuencia de su carrera, mejorando las que registró en 2022 y 2023, interrumpidas ambas cuando alcanzó el número 14, aquel que acompañará para siempre al pistolero Pete Sampras, muro insalvable hasta ahora. Voló por primera vez desde el Godó hasta los cuartos de Roland Garros, y después lo hizo de Queen’s al asfalto de Canadá. Esta vez, el origen está en el triunfo contra Francisco Cerúndolo, del 9 de abril en Montecarlo, y la buena marcha continúa sobre el verde ya raído y terroso de Londres, donde ejerce igualmente de ganador, apretando los dientes y exprimiéndose ante alguien que no vuelve la cara en ningún momento.
“A favor, a favor, a favor… ¡y de repente me la pone ahí!”, lamenta Munar, un inconformista que progresa y crece, cada vez más valiente, descubriendo nuevos mundos después de haber decidido salir de la trinchera. Es ahora o nunca. Son 28 años y su juego destapa brotes verdes, rapidísimo de piernas, afilado en los tiros, combativo como siempre y decidido a dar el salto para, por fin, conseguir sortear la frontera que delimita a los 50 mejores. Buen camino el escogido, seguramente el único posible: el riesgo o la nada. Así de simple, así de difícil. Y va a por todas el mallorquín, de tú a tú contra un joven gigante que lo pelea, lo suda y lo sufre de lo lindo. Acaba jadeando Alcaraz. Podía perfectamente haber perdido.
Le aprieta y le exige de inicio a fin Munar, y lo hace también el reloj. Hay un déjà vu. Protestaba hace un año, cuando cedía contra Jack Draper en esta misma escala, y lo hace otra vez: “¡No hay tiempo, es una locura! ¡Necesito hacer mis rutinas!”, le recrimina a la jueza cuando el pulso ya ha entrado en el tenso litigio del segundo set, a saco los dos, de igual a igual pero con el balear acechándole más y más, habiéndose olvidado este ya del desliz inicial —tres dobles faltas le han costado la rotura que ha decantado la primera manga— y acorralándole: a la octava oportunidad, Alcaraz no encuentra escapatoria.
Bajo una aparente linealidad y un curso más bien lógico, todo está muy revuelto en realidad. Ahí están batiéndose dos tipos sin miedo. Sonríe el de El Palmar entre la tensión, cuando todos se agarrotan, pese a que la historia esté enredándose para él y va apagando fuegos a su estilo, tirando la dejada, con un fabuloso ace o alguna de sus genialidades, si no agarrándose a su mente. Es un triunfo dominado por la cabeza que en otros tiempos probablemente hubiera equivalido a un disgusto. Enfrente contrarresta y ataca con toda esa determinación y esa fe Munar, un jornalero (59º) que se ha retado a sí mismo y que no está dispuesto a entregarse. No lo hace en ningún instante, desafiante del primer al último pelotazo el balear.
Se rehace y salva el pescuezo en el desempate del segundo set, 6-4 en su contra, y mantiene el pulso en el definitivo. Bravísimo por él. Sucede que, a la hora de la verdad, la mentalidad y la inercia arrolladora de Alcaraz terminan prevaleciendo: del 2-0 arriba al 2-4 adverso, para acabar imponiéndose. Cuanto mayor es el apuro, mejor es la reacción. Bien lo sabe Jannik Sinner, víctima previa de un competidor que a sus portentosas cualidades va incorporándoles el halo de quien se sabe poderoso, superior, adentrándose en esa esfera que permite ganar encuentros como este, tan ajustados y de menor brillo por su parte, con esa herramienta tan fundamental que solo poseen los excepcionales: cuando el agua llega al cuello, se desmarcan los mejores.
BUBLIK ELIMINA A SINNER EN HALLE
A. C.
“Es muy importante pensar siempre en positivo. Hubo momentos en los que no lo hice, pero no me rendí nunca”, concedió Alcaraz tras la victoria, la decimocuarta consecutiva que logra ante un compatriota. En total, su balance frente a jugadores españoles es de 30 triunfos y solo tres derrotas; dos ante Rafael Nadal y otra ante el propio Munar.
En relación con su racha triunfal, el murciano, de 22 años, señaló que el momento actual es el de “mayor confianza” en su carrera y también quiso recordar la exigencia del pulso de hace dos años ante Rinkdernech, superior este jueves a Opelka (7-5 y 7-6(3): “Fue superigualado, pudo haberme ganado y en hierba es realmente peligroso”.
Alcaraz se impone mejorar su nivel al servicio —un discreto 52% de primeros dentro— y, respecto a la advertencia recibida por demorarse a la hora de servir, apuntó a la árbitra, Kelly Rask: “Ha sido un partido muy largo e intenso, hacía mucho calor. Deberían cambiar la regla [de los 25 segundos entre punto y punto] y tener más mano izquierda. Quizá quería tener protagonismo…”.
Por otra parte, el italiano Jannik Sinner protagonizó la sorpresa del día, al caer en la hierba de Halle ante Alexander Bublik por 4-6, 6-3 y 6-4. El número uno no se marchaba con una sola victoria de un torneo desde 2023, en París-Bercy (entonces apeado por renuncia). Su renta sobre Alcaraz en el ranking se estrecha a 1.530 puntos.
Carlos Alcaraz ya revolotea sobre el césped de Queen’s, soltando los primeros raquetazos y maniobrando sobre esas dos ruedas que no entienden de superficies. Poco importa que sea dura, tierra o hierba; lo mismo, seguramente, si fuera gravilla, moqueta o incluso hielo. Da igual. Viene demostrando el murciano de lejos su adaptabilidad y, pese a que hace poco más de una semana estuviera peloteando y triunfando sobre arcilla, inolvidable lo de ese histórico 8 de junio, demuestra otra vez su maestría para la transición. De entrada, un triunfo contra Adam Walton: 6-4 y 7-6(4), en 1h 42m. De nuevo el verde y otra vez Queen’s, el mismo punto de partida escogido las dos últimas temporadas y donde ya inscribió su nombre en el palmarés.
Fue hace dos años, en la antesala de su primer éxito en Wimbledon. Entonces exhibió su tarjeta de presentación y atrapó su primer título sobre césped a base de instinto. Se torció la línea el curso posterior, cuando fue superado por Jack Draper en los octavos, pero el desenlace de la gira fue igualmente por todo lo alto. A esos reflejos, ese dinamismo y esos tiros que le vienen de serie añadió la interiorización de una serie de fundamentos elementales que perfilan a un competidor total, capaz de acelerar y naturalizar como ninguno el salto de un terreno a otro. Tan pronto está deslizándose y maquinando desde el fondo en París como dando el paso corto, flexionando la rodilla y atacando con decisión la red de Londres.
Apenas tres sesiones de entrenamiento le han bastado para reavivar los sentidos, reamoldar los apoyos y resolver este trabajado estreno, en el que finalmente se encontró con el repescado Walton (de 26 años y 85º del mundo) en vez de Alejandro Davidovich, por la baja de última hora del malagueño. “Hay poco tiempo para preparar esto, pero nos lo tomamos como una adaptación. Cuantos más partidos ganemos aquí, mejor. A Carlos le gusta mucho esta superficie”, deslizaba en unas declaraciones recogidas por EFE el preparador que le acompaña estos días, Samuel López. “Estoy listo y con ganas, así vuelvo con más energía. Salí, pero solo una noche porque me hago mayor y el cuerpo ya no me da…”, agregaba el tenista a su llegada al torneo, previo paso por Ibiza.
Allí, entre salitre, sol, amistades y reguetón, convirtiéndose la escala isleña ya en tradición, Alcaraz disfrutó de ese paréntesis mental que señala como “imprescindible” y recargó las pilas de cara a este nuevo asalto en el que parte otra vez como la principal referencia. Porque, más allá de la oscilación y las sorpresas tan propias de la hierba, donde los partidos rara vez no ocultan alguna que otra trampa, él es otra vez la rueda a seguir y el que en principio debería marcar el paso durante las próximas semanas. Más que reseñables los registros: 24 victorias hasta ahora, por solo tres derrotas entre Wimbledon y Queen’s.
Con Wimbledon a la vista, a partir del día 30, el español es la máxima certeza en un escenario en el que Novak Djokovic ha perdido fuerza, aunque el serbio advierte en el verde la mejor oportunidad de aquí a final de temporada; se seguirá con atención la evolución de Jack Draper y Ben Shelton, dos zurdos que empujan y cuyo patrón se adapta al particular registro del césped; no termina de afinarse este año Alexander Zverev, a cuyo servicio no le acompañan el resto de apartados; y, sin descartar la irrupción del bombardero de turno, queda por comprobar cuál es la reacción de Jannik Sinner tras el golpe anímico encajado en la final de Roland Garros, donde dispuso de tres bolas de partido.
“No considero que esa victoria me dé ventaja sobre él a nivel mental; de hecho, creo que volverá más fuerte que nunca. Sé que le entusiasma la idea de ganar Wimbledon y que puede jugar muy bien aquí, así que es un firme candidato”, concede el de El Palmar, que en la puesta de largo ante Walton reapareció a su manera: haciendo fácil lo difícil. Meritoria réplica del australiano, al final inclinado ante los 34 tiros ganadores, los 12 aciertos (en 15 subidas) en la red y la fiabilidad con el saque de Alcaraz, que firmó un 68% de efectividad y abortó dos opciones de set para su rival en el segundo parcial; las dos únicas de las que dispuso el oceánico. En los octavos del jueves se enfrentará a Jaume Munar, beneficiado por el abandono de Jordan Thompson.
Large screens set up in El Palmar for locals to watch
CARLOS ALCARAZ has once again made history, this time with one of the greatest comebacks ever seen in tennis. The 22-year-old from El Palmar, Murcia, fought back from two sets down to beat world No. 1 Jannik Sinner in a five-set thriller at Roland Garros 2025.
A comeback for the ages
Alcaraz, 22, pulled off one of the greatest comebacks in tennis history. After losing the first two sets to world No. 1 Jannik Sinner, the Murcian fought back to win in five sets: 4-6, 6-7(4), 6-4, 7-6(3), 7-6(10-2). He saved three championship points in the fourth set, thrilling fans both in Paris and at home.
Pride across the region
Locals gathered in plazas and sports centres across the Region of Murcia, where large screens were set up so fans could cheer on their hometown hero. In El Palmar, hundreds filled the streets waving Spanish flags and chanting ‘Carlitos!’ as he battled through what became the longest final in French Open history, 5 hours and 29 minutes.
Alcaraz saved three championship points in the fourth set and pushed the match into a dramatic super tiebreaker, which he won 10-2. The crowd back home erupted in celebration.
🙌 Es 𝐈𝐌𝐏𝐎𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 que haya localidad más orgullosa estos días que El Palmar, tierra natal de @carlosalcaraz
🇪🇸 Así se vivió la victoria de Carlitos ante Sinner entre los que le vieron crecer pic.twitter.com/WAnnEa8FZI
This is Alcaraz’s fifth Grand Slam title and his second consecutive win in Paris. He remains unbeaten in Grand Slam finals and is now the third player this century to successfully defend the Roland Garros title, following in the footsteps of Nadal.
From the clay courts of Murcia to the world stage, Alcaraz continues to inspire the kids around the region.
Murcia cheers for Alcaraz Image Alcaraz: X/ @carlosalcaraz